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Viento en contra y a todo trapo

"Siempre salgo con el cuchillo entre los dientes". Albert Bargués, de 39 años, no se imaginaba el pasado 26 de septiembre que debería apretar bien el acero nada más comenzar la Mini-Transat, la travesía del Atlántico en solitario en veleros de menos de 6,5 metros de eslora que se celebra en los años impares desde hace 22 años. El inicio de Bargués, a bordo de su Escuela Náutica de Catalunya, fue un fiasco. El regatista tuvo que regresar a puerto poco después de darse la salida de Concarneau, en la Bretaña francesa, y no pudo volver a zarpar hasta 18 horas más tarde por una avería en la quilla del barco. Volvió a salir, pero todos sus rivales estaban ya lejos. Él figuraba en 51ª posición entre 70 participantes.La cosa pintaba mal y la situación no invitaba al optimismo a las 24 horas de hacerse a la mar. El parte meteorológico anunció un temporal en el Golfo de Vizcaya con ráfagas de vientos de hasta 130 kilómetros por hora y olas de proa (parte delantera del velero) de seis metros. La mayoría de los veleros estaban luchando con el temporal cuando Bargués oteaba el infierno que se le avecinaba.

Fue entonces cuando el navegante español sacó el cuchillo y apretó el acero entre sus dientes. Mientras la radio de a bordo iba anunciando que siete regatistas habían sido rescatados con un helicóptero tras abandonar sus barcos en plena tempestad y una cuarentena de participantes regresaban a puerto, surgió el gran navegante que es Bargués, con una Vuelta al Mundo, 10 travesías al Atlántico -fue décimo en la Mini-Transat de 1987-, una Vuelta a Europa y más 110.000 millas de navegación. Bargués tiene el mejor historial español de navegación oceánica en solitario, precedido tan sólo por el vasco José Luis Ugarte.

El Escuela Náutica de Catalunya empezó a acercarse al temporal y a superar uno tras otro a la mayoría de los barcos de la flota. Fueron cuatro días sin apenas dormir, calado hasta los huesos, sin comer caliente, porque se empaparon las cerillas y perdió las pilas eléctricas, los encendedores y los guantes.

Paradójicamente, el hecho de haber salido 18 horas después que la mayoría de la flota, por haber tenido que reparar su casco, benefició a Bargués. El regatista aprovechó la entrada del frente el día 27 desde una posición más ventajosa que el resto de los participantes, navegando hacia el oeste, con lo que recuperó 23 puestos.

Ya nada detuvo a Bargués, tras el temporal. Se situó en novena posición y remontó más de 40 puestos en seis días. Ayer el velero español ya era octavo a 367 millas de Lanzarote, el final de la primera etapa, ganada por el francés Sebastien Magnen. Bargués tiene previsto llegar hoy a Puerto Calero y descansar unas horas antes de dar el salto a Guadalupe, en el Caribe.

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