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La equidistancia de PP y ERC evita un pulso entre Pujol y Maragall

VIENE DE LA PÁGINA 1 El mejor avalador de la tesis de que el cambio es posible fue el candidato de IC-V, Rafael Ribó, quien reclamó a todos los partidos de izquierdas un esfuerzo común para "acabar con 19 años de conservadurismo" en Cataluña. El líder de Iniciativa, que se presenta coligado con el PSC en las circunscripciones de Tarragona, Lleida y Girona, trató de reproducir el esquema que tan buenos resultados le dio a su formación en los debates electorales de las municipales en Barcelona: marcar una diferenciación nítida entre derecha e izquierda que hiciera muy difícil cualquier situación intermedia y mostrara inequívocamente unidos a CiU y al Partido Popular. El candidato de Esquerra, Josep Lluís Carod, rechazó este esquema desde el primer minuto y volvió a exhibir la estrategia de equidistancia entre socialistas y nacionalistas que practica su formación. En sus calculadísimas intervenciones, no exentas de ironía e incluso de sorna, Carod apenas hizo críticas en singular: a cada reproche a Pujol le seguía inevitablemente otra puya hacia Maragall y hacia el PSOE. El líder independentista ignoró deliberadamente a Ribó y sólo le citó elípticamente para desautorizar la comparación que el candidato ecosocialista hizo entre su coalición con el PSC y el pacto progresista en las Islas Baleares. Castellano Quien tampoco se prestó a entrar en la dinámica de separar claramente entre derecha e izquierda fue Alberto Fernández Díaz. El líder del PP fue el reverso de Carod y adoptó también una actitud equidistante entre las "aventuras nacionalistas" y el "regreso al pasado" que en su opinión supone la opción de Maragall. Fernández Díaz fue el único de los candidatos que habló en castellano durante algunos minutos. Lo hizo para dejar bien clara la apuesta por la pluralidad lingüística que hace su formación. Su intervención se destacó por su deseo de importar a Cataluña el modelo de gestión que aplica José María Aznar en el Gobierno de España Antoni Lucchetti, de Esquerra Unida i Alternativa, y Elisenda Forés, de Els Verds, combinaron sus críticas a la gestión de Pujol con sus reproches hacia Iniciativa per Catalunya, formación de la que se desgajaron en 1997. Lucchetti censuró a Ribó por lo que consideró una obsesión por pactar con los socialistas y dijo que la operación le recordaba a "la casa común de la izquierda", en referencia al objetivo del PSOE de agrupar a toda la izquierda dentro de sus siglas. A falta del cara a cara entre Pujol y Maragall por la negativa de los nacionalistas a celebrarlo, se esperaba que el debate de ayer fuera al menos una réplica a pequeña escala. Lo máximo que se consiguió en este sentido es que Pujol citara a Maragall por su nombre cuando normalmente se sirve de perífrasis. Con la finalidad de minimizar a su principal rival, el presidente de la Generalitat trató de igual manera en sus respuestas al resto candidatos. Todos ellos gozaron exactamente de los mismos minutos para intervenir, con independencia de su peso parlamentario, lo que benefició a los partidos más pequeños y dificultó la bipolarización. La Tercera Vía A pesar del esquema tan rígido del debate, Pasqual Maragall consiguió atraer a los candidatos a debatir su propuesta sobre la educación, el eje vertebrador de su programa. El ex alcalde de Barcelona inició su intervención del apartado sobre el estado del bienestar con la máxima del primer ministro británico, el laborista Tony Blair -impulsor de la Tercera Vía-: "Educación, educación, educación". Uno por uno, los aspirantes a la presidencia de la Generalitat coincidieron en los planteamientos del socialista, pero Pujol también lo aprovechó para intentar desmontar sus premisas y, a la vez, las de los seguidores de la Tercera Vía. "En Cataluña todas las escuelas están conectadas a Internet y en Alemania, según reconoció Schröder [canciller alemán], sólo la tercera parte", comentó Pujol girándose hacia Maragall. Jordi Pujol no se apartó ni un milímetro del discurso de campaña. Reivindicó su tarea de gobierno y destacó que CiU es la única formación que tiene un programa de futuro. Bajo estas tesis, el presidente desarrolló unas intervenciones tendentes a destacar sus planteamientos "centristas y viables" frente a algunas propuestas que calificó de "estimulantes, pero que conducirían a un callejón sin salida", en referencia a Esquera Republicana. El debate de ayer estaba programado inicialmente sólo para emitirse por TV-3 y moderado por Eduard Boet. Sin embargo, ayer por la mañana la mayoría de partidos exigieron que se emitiera simultáneamente también por el circuito catalán de Televisión Española, como finalmente sucedió. Junto a Boet, moderó el debate el presentador de TVE Francesc Novell. Ésta ha sido la segunda vez que la televisión autonómica tiene que transigir en cuanto a la organización del debate. Así, en principio estaba previsto emitirlo a las 23.30. Al final, se programó en diferido a las 21.20 horas debido a las críticas de los partidos, salvo CiU, que reclamaban su emisión en primetime.

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La rigidez del único debate de la campaña impide la confrontación de los candidatos

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