El 'Dream pair' y el chocolate
Imbatidos. Tres victorias y un empate en cuatro partidos. Un debutante de 19 años y un sueco excéntrico. Sergio García, el Niño, y Jesper Parnevik, el sueco que se somete de vez en vez a dietas de arena volcánica y ácido zumo de limón, son la pareja del año, más, el hallazgo más alucinante de la Ryder Cup desde que Seve Ballesteros apadrinó la entrada del tímido José María Olazábal en 1987. Son el dream pair. Casi la perfección. La derrota no entra en sus cuentas. Y como hace 12 años, cuando entre Ballesteros y Olazábal ganaron los tres primeros partidos que jugaron y condujeron al continente hacia la victoria en Muirfield (Ohio), Europa se beneficia del hallazgo.Parnevik, un veterano sueco que compite desde hace años en el circuito americano, y García, un jovenzuelo español que lleva sólo cinco meses en los circuitos profesionales, juegan juntos porque Parnevik se lo pidió al capitán, Mark James. "Mark, ya sé que te lo habrán pedido muchos, pero si puede ser, me gustaría jugar con Sergio". Qué gran idea. La química ideal. ¿El reactivo? No se rían: el chocolate.
"Sergio tiene un gran, gran talento", dice James, cara de palo. "Pero también quiero recordar que juega al lado de Jesper y que Jesper es el perfecto guía. Es un tipo muy, muy inteligente, este Jesper. Yo, todo lo que hago es atiborrarle de chocolatinas y ponerme a verle actuar". Gran descripción de lo que es una pareja ésta de James, el imperturbable capaz de poner cara interesante, jugador de póker con un farol inmenso, para responder a la pregunta del millón "¿cuál ha sido la decisión más difícil que ha tomado como capitán?" con la siguiente decisión gastronómica: "pedir hamburguesa para comer en lugar de sándwich de pavo. Estaba riquísima, exquisita. Ah, y llenar el cochecito de chocolatinas para los chavales. Les encantan".
Los chavales son felices, aun sin chocolatinas. "Ha sido un día fantástico", dijo el de Castellón tras la jornada del viernes. "Me divertí un montón y Jesper es increíble. Juega tan bien que a veces mi papel se queda en estar ahí al lado para por si acaso. Ha sido el mejor día de golf de mi vida. Bueno, también me divertí mucho en el PGA y en el Open de Irlanda, cuando gané, pero esto es diferente".
El Niño ha conquistado al público estadounidense y a los públicos de golf de todo el mundo, sorprendidos agradablemente por un chaval que parece que hace novillos para jugar al golf y que ha roto todos los hábitos demasiado circunspectos de celebración de una jugada. Casi como un futbolista con sus goles, y con copyright. Puede patentar su salto de baile cuando se echa a correr, su puño con la expresión "toma ya, Kas manzana" en sus labios, y hasta el abrazo con levantamiento de pareja. Parnevik se deja hacer y disfruta. "Es que veo que no puede parar quieto", dice el sueco, pero me anima mucho. A veces, García hasta se pasa. Como ayer, que loco de alegría en el 18º hasta se lanzó a besar a Julie Crenshaw, la mujer del capitán estadounidense.
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