Italia, privilegio para desahuciados
Ser ciclista amateur en el País Vasco y demostrar aptitudes para abrazar el profesionalismo sólo garantiza dos cosas hoy en día: estrés e incertidumbre. Y paladas de frustración en la mayoría de los casos. El salto a la máxima categoría obsesiona a los aspirantes, dispuestos a casi todo para no estrellarse contra el muro del desempleo. Según el manager de un equipo ciclista profesional español, el padre de uno de sus corredores (ahora en fuga hacia otra formación) llegó a advertirle por teléfono de que, de no fichar a su hijo, éste se suicidaría. Le fichó, claro, al margen de que fuera un excelente corredor. Sin llegar tan lejos, varios corredores (guipuzcoanos, sobre todo) buscan suerte en Italia, convencidos de que el cupo de las oportunidades se rebasó hace mucho en España. Iñigo Chaurreau abrió la veda en 1995, inmediatamente imitado por Ion Odriozola, la misma temporada. El primero se encontró inopinadamente vestido con el maillot del Polti, al lado en la foto de Luc Leblanc, todo un campeón del mundo, o de Davide Rebellin, la ilusión italiana. Más tuvo que sorprenderse Odriozola, un corredor muy regular que no ganó una sola carrera como aficionado y que empezaba a envejecer en la categoría: fichó por el Gewiss de Berzin, o Gotti. Ambos corredores habían agotado todas las opciones en España y recurrieron a última hora a José Mari Eceiza, artífice de su salto. Eceiza, ligado al ciclismo desde hace un cuarto de siglo y ex miembro de la federación guipuzcoana, goza de una relación de privilegio con numerosos equipos extranjeros, italianos principalmente. Ahora ejerce también de representante para ciclistas aficionados sin actuar por ello como un vulgar mercader. Eceiza gestiona la contratación de equipos extranjeros en la mayoría de las pruebas no organizadas por Unipublic: Vuelta al País Vasco, Vuelta a Burgos, Vuelta a Asturias, Bicicleta Vasca, Gran Premio de Amorebieta... La repetición, año sí y año también, de llamadas, faxes y encuentros con formaciones foráneas han estrechado las relaciones entre Eceiza y muchos directores italianos. Lo que explica que corredores desahuciados aquí se abrieran paso allá para acabar regresando a casa: Odriozola corre ahora en Banesto, el equipo más solicitado en los sueños de los que esperan triunfar en el ciclismo; Chaurreau no ha fichado por un grande, pero se exhibió el viernes en la Vuelta camino de Arcalis, en la etapa reina. "Está claro que si me aceptan a un corredor en Italia es porque les doy la tabarra y por la relación profesional que mantengo con ellos", aclara Eceiza, consciente de que en el país transalpino sobran aficionados de nivel con los que rellenar las plantillas de medio pelotón internacional. Eceiza sólo trabaja con uno o dos ciclistas por temporada, y nunca se dirige a los aspirantes; son ellos los que obtienen su número de teléfono. Todo un contrasentido en el universo de los representantes en el que Eceiza debe de ser el único que trabaja de forma casi altruista (sólo percibe remuneración económica si su representado se convierte en figura): "Si no busco clientes es porque vivo de mi negocio, una empresa constructora. Además, no busco a los chavales porque me resulta muy duro fallarles, se están jugando su porvenir y sé que si les acepto se van a creer que van a saltar automáticamente, cosa del todo incierta". Esta temporada se ha hecho cargo de Juanma Gárate y de Imanol Ayestarán y sus currículos se pasean estos días por las manos de los principales directores deportivos italianos. "Si cuando se cierren las plantillas no he recibido noticias, significará que no lo he conseguido". Gárate, campeón de Euskadi contrarreloj y ganador de la Subida a Gorla, exhibe además seis victorias parciales, lo que le convierte en uno de los aficionados más completos del pelotón vasco. Pero no ha recibido una proposición y se marcha ahora de vacaciones con la misma incertidumbre que le acompañó el año pasado. "Si uno de estos días aparece en la pantalla de mi teléfono el número de Eceiza", comenta, "sabré que hay buenas noticias,aunque sea en Italia. De lo contrario..."
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.