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Cuatro menores relatan en el juicio los abusos sexuales sufridos

Cuatro menores ratificaron ayer ante un tribunal de Madrid los abusos sexuales que supuestamente sufrieron por parte de dos hombres en el interior de una furgoneta en 1998, y aseguraron que uno de ellos los amenazó en una ocasión con una navaja que extrajo de la guantera del vehículo. La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Madrid celebró ayer la segunda sesión del juicio contra José Luis L. M. y Miguel Ángel G. M., para quienes el fiscal pide en sus conclusiones provisionales 24 y 15 años de prisión, respectivamente, por 11 delitos continuados de prostitución y dos de abuso sexual a seis menores de entre 9 y 14 años en Alcalá de Henares (164.000 habitantes).El abogado de la acusación particular, que ayer no pudo estar presente en el juicio por sentirse indispuesto, solicita 10 años de cárcel para cada uno de los acusados por un delito continuado de abuso sexual con acceso carnal.

Tres de los cuatro menores que declararon ayer son hermanos y relataron los abusos efectuados por los dos acusados a cambio de distintas cantidades de dinero, que oscilaban entre las 500 y las 1.300 pesetas. Según su versión, los procesados, a quienes conocieron en unos recreativos de la citada localidad a finales de 1997 o principios de 1998, introducían a los menores en la furgoneta y los iban trasladando uno a uno a la parte de atrás para efectuar felaciones y otro tipo de abusos sexuales. Sacó una navaja

En una de las ocasiones y tras abusar de ellos, Jose Luis L. M. sacó una navaja de la guantera. "Estaba cabreado, ya que nos reíamos de él y le tiramos palomitas y dijo que la próxima vez nos iba a rajar", manifestaron los menores.

Dos de los tres hermanos reconocieron haber sufrido abusos sexuales, mientras que el tercero aseguró que nunca accedió a la parte de atrás de la furgoneta.

Además, dos forenses explicaron al tribunal el estado psicológico y psiquiátrico de uno de los acusados, Jose Luis L. M., quien, según indica el fiscal en su informe inicial, padece una psicosis mixta que disminuye su imputabilidad.

Uno de los forenses señaló que este procesado padece varios trastornos de personalidad, depresivos y de inclinación sexual, pero que, en su opinión, no afectan a su imputabilidad, porque el acusado considera que "la fuerza irresistible que siente a hacer este tipo de actos no es mala, lo asume y lo defiende, aunque le ha costado aceptarlo".

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Sin embargo, otra forense sostuvo que Jose Luis L. M. sufre una patología orgánica cerebral y una personalidad esquizoide que le disminuye su capacidad de voluntad y de juicio. Ambos forenses coincidieron en señalar que este procesado necesita tratamiento, pero que su inclinación sexual "no se le va a curar", "sólo se puede controlar".

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