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CICLISMO Vuelta a España

Olano pierde más crédito que tiempo

El líder mostró debilidad en el tramo final de la suave ascensión al Pla de Beret

Luis Gómez

De un fiasco de etapa saltó la noticia, prueba inequívoca de que en el ciclismo no se puede actuar con las reglas del ajedrez: la posición del líder ya no es tan sólida sin haber mediado una ofensiva en toda regla, sin movimientos de largo alcance. Abraham Olano vuelve a estar en entredicho, regresa a la posición de partida antes de comenzar esta Vuelta. Olano no ha perdido 30 segundos, no es una diferencia estimable. Olano ha perdido crédito en una montaña de tamaño medio, se ha quedado descolgado en una circunstancia sorprendente: con los escaladores faltos de apetito porque no estaba en juego la victoria de etapa. Olano se quedó solo, descolgado, sin equipo en su auxilio. Los 13 corredores que le siguen en la general le dejaron sin remedio. Si se trata de un síntoma, el diagnóstico es preocupante. La noticia saltó cuando la coyuntura amenazaba una etapa frustrante de principio al final, cuando todo había quedado a expensas de una subida casi rutinaria en un puerto de escasa dureza, las condiciones que todo el mundo señalaba como las idóneas para el porvenir de Olano. Pendientes con porcentajes suaves, ritmo cansino en cabeza del pelotón, un grupo de gregarios muy por delante jugándose de cualquier manera el triunfo de etapa, con los escaladores esperando para mejor ocasión. Abraham Olano no podía pedir más comodidad para inaugurar el tránsito pirenaico. En ésas, Santi Blanco intenta el salto por hacer algo. El grupo se estira... y Olano empieza a desengancharse.

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El detalle despertó a un grupo que ascendía Pla de Beret con muy poca ilusión, que parecía entregado a servir de escolta al líder. Las referencias de la ascensión demostraban que el grupo de notables apenas recortaba tiempo con relación a los supervivientes de una escapada que nació nada menos que en el kilómetro 25, que llevaba casi 170 de antigüedad y cuya composición mostraba unanimidad de rodadores. No podía pasarse por alto la pereza del ritmo de los notables, casi el desinterés de los escaladores nacionales, todos guardándose para otro día. Pero fue descubrirse la debilidad del líder y despertar todos a un tiempo con militar empeño, como si se tratara de un ejercicio táctico. El grupo se puso en actitud de combate, funcionó el acto reflejo y nadie tuvo piedad con Olano. Desde ese momento hasta el final, cuatro kilómetros de pendiente moderada como quien dice, se hizo el silencio: la diferencia se fue ensanchando hasta donde el terreno y las fuerzas de Olano lo permitieron. Medio minuto. Poca cosa visto con ánimo contable, una nueva carrera para algunos si se interpreta con todo su significado.

El suceso no habría sorprendido en otro lugar y en otro tiempo, pero sí ayer porque Olano había manejado correctamente el arte de escenificar su liderato. Estaba poderoso, autoritario en todos los terrenos, sin atisbo de debilidad, sin falsa humildad en sus declaraciones, con las cuentas a su favor y los escaladores entregados. Olano podía permitirse el derecho a fijarse exclusivamente en Ullrich y Tonkov. A ponerse a su altura en la montaña. Pero desde ayer el juego puede haberse terminado: muchos creen haberle visto una carta bajo la manga.

Alguna gente revisará sus notas modificando algunos supuestos. La cotización de Olano pierde enteros. La de Ullrich sube como la espuma (siempre metido en carrera, sin distracciones), y el papel de Tonkov adquiere importancia. Todos repasan la etapa de hoy, corta en su kilometraje pero accidentada desde que amanece. Quienes quieren verlo todo como un conjunto, entienden que las dificultades de Olano ofrecerán hoy un segundo capítulo ante un puerto de mayor entidad (Arcalís, en Andorra). Quienes así lo ven se dan cuenta de que minuto y medio es una renta escasa en esas condiciones: a Olano se le interpreta en otra clave (la del Tour) y a su equipo se le da por acabado.

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