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Un defensa con ritmo

Abelardo ironiza por la falta de forma que le reprochó Van Gaal después de sustituir a Bogarde y marcar un gol al Solna

Àngels Piñol

Los brazos en jarras y una mirada rápida hacia la izquierda. Bogarde vio como se preparaba un cambio y giró la vista. Era el minuto 26 y no creía que fuera con él. Pero un segundo después, el lateral holandés del Barça se percató de que el cuadrado electrónico que sostenía el cuarto árbitro lucía en rojo su número - el 17- y corrió disciplinadamente hacia el banquillo. El menor gesto de ira: cogió el anorak y se sentó junto a Dani, en el extremo opuesto del técnico Louis Van Gaal. Quizás era el único en Solna que no había visto que Abelardo, desde el minuto 20, ya calentaba en la banda. Fue después de que Bogarde rozara la expulsión -y el penalti- cuando cometió una entrada sobre Novakovic, el veterano delantero yugoslavo del AIK, de 35 años, el hombre que tuvo 86 minutos en su debut europeo en jaque al Barça. Y eso ocurrió hasta que apareció la coronilla de Abelardo. Figo centró y el asturiano marcó. Dani, otro suplente, metería después el segundo. Un milagro estilo Manchester. "Igual me dejaron sólo porque no me conocían", bromeó el zaguero cuando iba a embarcar rumbo a Barcelona. Eran las 4.00 de la madrugada. El equipo cenó en el aeropuerto, por orden de Van Gaal, una hamburguesa, un plátano y un yoghurt mientras el resto de la expedición, en Estocolmo, cenaba con velas a la espera de que la tormenta permitiera regresar a Barcelona. "He marcado un golazo", dijo Abelardo. "Estoy contento porque las cosas me han salido bien aunque creía que estaba fuera de forma". No se pueden decir más cosas en tan poco tiempo. El defensa se resintió de una antigua lesión en la pretemporada en Alemania y estaba recuperado desde hacía días. Pero no había sitio para él. El francés Déhu le arrinconó, pero se rompió en el derby y permitió que Abelardo viajara a Suecia. "Lítmanen puede jugar aunque acabe de estar tocado. A otros, como Abelardo, les cuesta más coger el ritmo", había dicho Van Gaal la víspera del partido. Sus palabras se las comió. Tuvo que alinearlo. Abelardo no sólo devolvió el orden a la zaga. Por si fuera poco, marcó el gol.

Falto de memoria. Quizás algo de eso le pasa al entrenador. Es como si nada hubiera ocurrido. Como si nadie dejara poso. Como la media de 20 goles al año de Luis Enrique. Abelardo se afianzó en diciembre en la defensa del Barça en el famoso partido en el que Van Gaal salvó la cabeza y formó a partir de entonces un sólido eje con Frank de Boer. Y ya no lo dejó. Van Gaal tuvo que renunciar a Bogarde, ya recuperado entonces de su grave lesión del Mundial, y sólo le alineó en abril media parte en Tenerife. Abelardo era baja. Pero Makaay, el actual jugador del Deportivo, ridiculizó al lateral y Van Gaal aparcó hasta ahora su tentación. Pero siempre lo ha tenido en su mente. Bogarde es uno de los hombres que más quiere. Tanto, que en el derby apostó por él antes que por Frank de Boer. "Fue injusto que me cambiaran. No me gustó, pero lo entiendo porque tenía una tarjeta", dijo el zaguero, ignorando que Novakovic le bailó. Queda ahora la duda ahora de si Abelardo tendrá suficiente ritmo para jugar en Vitoria.

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