Alan Clark, conservador extravagante e inconformista
Político de derechas y polémico escritor, el aristócrata Alan Clark se mantuvo fiel a su reputación de extravagante e inconformista hasta el final. "Quiero dejar claro", señaló en el último testamento público que dio a conocer su familia al anunciar ayer su fallecimiento, "que voy a reunirme con Tom y el resto de los perros". Durante sus 71 años de vida, Clark compartió el amor por los animales con la defensa férrea de la pena de muerte y la oposición al reciente bombardeo de la OTAN sobre Serbia. Su voz punzante se escuchó asiduamente en la Cámara de los Comunes y rebotó con sorna en sus famosos diarios póliticos, un best-seller al tiempo de su publicación en 1993. Pocos quedan bien parados en la diatriba de este diputado conservador que la anterior primera ministra conservadora, Margaret Thatcher, promocionó a cargos ministeriales sin acceso al gabinete.
Al ex ministro Kenneth Clarke le presenta como un "regordete pedo de lobo" e invita al distinguido conservador Douglas Hurd a "meterse una mazorca por el trasero". Salvo un par de excepciones, Clark reconoce en su diario que la familia real británica es "tan horrible que supone un esfuerzo describir su vulgaridad".
Padre de familia y mujeriego empedernido, de acuerdo con sus propias confesiones, Clark defendió su estilo de vida en un castillo de Kent, al sur de Inglaterra. "Creo en el privilegio y no me siento culpable de ser rico", señaló en una ocasión. Su muerte repentina, el pasado domingo, deja un vacío en el espectro social y político británicos.
"El mundo será más aburrido", declaró MargaretThatcher. "Era único y, sobre todo, muy suyo. Le echaremos en falta", señaló por su parte el primer ministro Tony Blair.-
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