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Testigos del desastre

Sólo los errores al entregar el bastoncillo derrotan a EE UU gran dominador de las pruebas de relevos que se deciden hoy

Estados Unidos, dominador de la velocidad en todas las distancias, vuelve a depender de 30 centímetros. O menos, porque el reglamento permite que los testigos de los relevos sean, como mínimo, de 28. De ese pequeño tubo de aluminio, que tampoco debe superar los 50 gramos de peso, depende la victoria de los hombres más rápidos en las únicas pruebas por equipos del atletismo. No sucede tanto en los relevos 4x400 metros, porque la velocidad es menor; y aunque los atletas llegan a entregar el bastón más cansados y descoordinados, también lo hacen más lentamente. La clave, en esa prueba, reside en que, al no haber ya calles separadas, sus compañeros estén bien colocados para recibir el testigo sin choques que puedan provocar las caídas. En los 4x100, en cambio, donde la velocidad es máxima, el trabajo técnico de coordinación resulta fundamental.El relevista de 4x100 que llega debe entregar el bastón en una zona de 20 metros el testigo a su compañero, que empieza a correr segundos antes de su llegada, como si fuera una salida lanzada. Salirse de la zona supone la eliminación, pero el momento culminante es la entrega. Y debe hacerse con un automatismo perfecto, y de ahí que muchos países con peores velocistas hayan sacado más rendimiento a una buena técnica de equipo para derrotar a otros cuya suma de tiempos individuales los haría imbatibles.

Estados Unidos es el ejemplo paradigmático. Prácticamente en todas las grandes competiciones en que salió derrotado no fue por correr menos, sino por no llegar a meta, al fallar antes en las entregas. Arrolladores en las cuatro primeras ediciones de los Mundiales (Helsinki 83, Roma 87, Tokio 91 y Stuttgart 93), fallaron en las dos siguientes y a las primeras de cambio, en las series. En Gotemburgo 95, en la tercera de 4x100, Maurice Greene entregó en cabeza el relevo a John Drummond tras la primera curva, pero éste se precipitó sobre Tony McCall al final de la primera recta y ahí terminó todo. Michael Marsh esperó inútilmente en el último relevo, porque ya no pudo correr la recta final. En Atenas, dos años después, el desastre fue aún más rápido. Fue en la primera serie y en la primera posta. Brian Lewis no le dio muy bien el testigo a Tim Montgomery al final de la primera curva y se le cayó. El ahora sancionado Dennis Mitchell y, sobre todo, Maurice Greene, que estaba exultante con su título mundial en la prueba individual, empezó a pegar saltos de rabia, porque perdía sin remedio una segunda medalla de oro.

Canadá, con tanto fallo de Estados Unidos, impuso su calidad de atletas y de técnica en los dos últimos Mundiales. Y en medio, también lo hizo en los Juegos Olímpicos de Atlanta 96, donde humilló en su propia casa a los estadounidenses. Fue la excepción en las derrotas históricas de Estados Unidos, vencedor de 14 de las 19 ediciones olímpicas de los relevos cortos, que se disputan desde Estocolmo, en 1912. Porque se produjo con la carrera completa, sin caídas de testigos ni descalificaciones.

Pero ayer se cambiaron las tornas. Los canadienses fueron descalificados precisamente en la misma serie en que arrolló Estados Unidos. Los enemigos de los estadounidenses serán Brasil, brillante ganador de los Juegos Panamericanos y el Reino Unido, segundo mejor tiempo ayer, con 38,31, y la gran confirmación, Dwain Chambers, bronce individual con 9.97 segundos, y Jason Gardener, séptimo en la final.

En los 4 x 400, el dominio de Estados Unidos es parecido, pero con variantes. Ha ganado 15 de los 20 títulos olímpicos (se empezó en Londres 1908) y cuatro de los seis mundiales, pero no ha sido por fallos, sino por derrotas en toda la línea salvo alguna desgracia. Perdieron, por ejemplo, en Helsinki 83, al tropezar y caer al suelo Willie Smith. Sólo fueron sextos. Y en Tokio 91, ante el imponente Reino Unido de Black, Redmond, Regis y Akabusi. Pero los estadounidenses tienen las 10 mejores marcas individuales de todos los tiempos, empezando por la magistral de Michael Johnson, 43.18, conseguida el jueves. La victoria en el relevo largo, por ello, sin tanto peligro en el cambio de testigo, parece mucho más clara. Los que brillaron tras Johnson en la final individual están repartidos, pero serán los únicos enemigos: de nuevo el Reino Unido (sin Thomas, pero con Baulch y Richardson), Brasil (con Parrela y Nunes) y Jamaica (con Haughton). La baja por lesión de Jerome Young, cuarto el jueves, parece que será cubierta, y mejorada, por el propio Johnson, que no pensaba correr el relevo.

En mujeres, EE UU, ganador de los dos últimos Mundiales en 4x100, se ha mostrado siempre más cuidadoso en los cambios de testigo, y daba más garantías de trasladar su potencia individual al conjunto. En el relevo largo, el panorama no está tan claro en los favoritos, y tras la baja de Marion Jones, que pensaba correrlo, aún más. Alemania, que ya derrotó en Atenas 97 a las estadounidenses (ganadoras en Stuttgart 93 y Gotemburgo 95), Jamaica, o incluso Rusia, que siempre está en la lucha por el podio, parecen tener más posibilidades que las norteamericanas.

España, después de las malas actuaciones de Nolet en los 100 metros, y Canal, en los 400, esperaban poder brillar en las series. Las mujeres, en cambio, no tienen ninguna posibilidad.

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