FERNANDO DOMINGO-ALDAMA Atentos a la trompa
El tamaño de la cabeza del elefante rompe la escala; a su lado no hay proporciones que resistan la competencia. Todos los espectadores de primera fila en la pista del circo parecen salidos de una historia de Liliput, que miran con los ojos como platos la descomunal trompa del animal. Los liliputienses son los chavales que ayer se animaron a participar en la Escuela del Circo Mundial, instalado en Bilbao. En una sesión especial los artistas circenses se convirtieron por un día en profesores de niños de entre cinco y 12 años, a los que enseñaron los secretos de la doma, los juegos malabares y el maquillaje de los payasos.
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