EL ORO DE NAVELGAS

Mientras el oro sigue de capa caida en los mercados de valores, en Navelgas, un animado pueblo del occidente astur, en el concejo de Tineo, aumenta el número de los bateadores que buscan pepitas doradas en el río que atraviesa la localidad, que ya en tiempos de celtas y romanos aparecían en sus aguas. Si el pasado verano acudieron a batear las arenas del Navelgas el vicepresidente del Gobierno y su esposa, Francisco Álvarez-Cascos y Gema Ruiz, este año han acudido más de un centenar de buscadores del preciado metal a pueblo y río del mismo nombre. Para ganar la competición era necesario encontrar al menos cinco lentejitas doradas en los quince kilos analizados y en tan solo quince minutos. Vamos, más difícil que en las películas del oeste americano. Y como siempre en los últimos años, una familia local, cuyos miembros participantes tenían entre 4 y 54 años, se llevó todos los premios: Luis Miguel Sanfiz, en alevines; Carlos Sanfiz, en juveniles; Manuel Lago Sanfiz, en aficionados, y Luis Sanfiz, en profesionales, en el campeonato regional. En el nacional dejaron algún puesto para el chiclanero Salvador Domínguez, la tinetense Silvia Cristóbal o el italiano Attilio Greppi, el primer extranjero. Ahora los Sanfiz y otros miembros de la Asociación de Bateadores de oro Barciaecus, que preside Pedro Queipo, después de participar en las competiciones mundiales celebradas en años pasados en Vigevano (Italia) y Coloma (California), se entrenan para participar en el campeonato del mundo que se celebrará dentro de unos días en Checoslovaquia. Y ya preparan su sede para traer a Navelgas, con humor, gaita, sidra, desfiles de celtas y romanos, la competición planetaria del 2004, para que sea"muy brillante".