Alex segundo, no está mal

Ahora sí. Ya lo podemos decir en alto: tenemos el segundo puesto. Vale, vale. Ya sé que no es la misma alegría, y que no significa lo mismo que quedar primero; hay un escalón bastante alto, evidentemente, pero para nosotros, para todo el equipo, es un motivo de gran celebración. Y para Alex, el protagonista, también. Para él, el segundo puesto en el Tour es el punto final a uno de sus años más difíciles después de todo el asunto Festina. Él, que ha ganado dos Vueltas y que con éste ha hecho dos segundos en el Tour, dice que éste ha sido uno de sus podios más bonitos, porque lo empezó muy bajo, con el desastre del Gois, pero fue remontando con fe, moral y alegría. Estuvo muy bien en la primera contrarreloj, donde vio que podía aspirar aún a casi todo; también anduvo casi perfecto en los Alpes, donde avanzó muchas posiciones, y en los Pirineos: sufrió mucho el primer día, pero el segundo fue de los mejores. Allí definió ya que estaría en el podio y sólo le faltaba aclarar la posición, lo que ha adelantado en la última contrarreloj.La pena para Alex es que se ha encontrado a un Armstrong intratable. La verdad es que Alex se merecía haber ganado esta contrarreloj para haber redondeado un Tour magnífico, pero, nada, se tiene que conformar con haber hecho cinco segundos puestos, amén de la plata en la general.

Y el último día también ha ratificado que todo el equipo hemos estado a gran altura: hemos ganado esa clasificación a pesar de haber perdido 18 minutos en el Gois y haber andado los últimos un tiempo. Pero empezamos a recuperar tiempo a marchas forzadas en los Alpes, recibimos un gran empujón hacia delante cuando metimos a dos, a Peña y a Txente, en una escapada de esas largas, lo que fue casi definitivo, y apuntalamos la cuestión con nuestra atención y perseverancia en la escapada de Futuroscope. Eso nos dio la victoria definitiva, aunque visto lo bien que nos hemos defendido en la contrarreloj, con unos Solaun y Mancebo inconmensurables, aparte de Alex, tampoco nos habría hecho falta.

Yo no es que haya andado muy allá. La verdad es que estaba casi reventado. He hecho lo que he podido y eso que, aunque no me seguía ningún coche oficial del equipo, he tenido un par de buenas animadoras. Que no se mosquee mi chica, ni nadie, pero he tenido en el coche de detrás a un par de californianas alegres y joviales haciendo comentarios elogiosos de mi anatomía. O eso me parecía a mí, porque lo decían en inglés, pero hay gestos que son universales. Bueno, y ahora a París, que esto se acaba. Hasta las afueras llegaremos en TGV, y después, los últimos kilómetros y las vueltas a los Campos Elíseos en bicicleta, claro.