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Varado en la autopista

Un chófer polaco lleva 18 días en un área de servicio de la A-7, abandonado a su suerte por la empresa

Cichaky Jerzy tenía ayer mejor cara. Cuando menos, de ilusión. Después de permanecer 18 días abandonado en un área de descanso de la autopista A-7, la que comunica el corredor mediterráneo con Francia, viviendo en el interior de su autobús averiado merced a la caridad de los viajeros que se compadecen de su situación, ayer recibió ayuda. A finales de semana confía en tener su autobús reparado y estar de vuelta a su casa, en Polonia.La aventura de Jerzy, de 50 años, casado y padre de dos hijas, comenzó hace un mes, cuando decidió adquirir un autobús de 10 años de antigüedad en la población francesa de Marsella. Su inversión sólo aguantó siete días sin dar problemas. El pasado 3 de julio, nada más pasar la frontera francesa en dirección a España, el autobús decidió andar unos kilómetros más, llegar hasta Hostalric (Barcelona), romper un pistón por la mitad y complicarle la existencia a su propietario. Los 55 viajeros que transportaba, pertenecientes a un equipo de fútbol de la población de Random, situada en la zona central de Polonia, llegaron finalmente a su destino turístico, Barcelona, en otro autobús que desplazó la empresa Handlovo-Uslugowa, con la que Jerzy había contratado el viaje.

La ayuda que recibieron los viajeros no fue del mismo tipo que la que obtuvo el conductor. Cichaky Jerzy se ha visto forzado a esperar junto a su autobús, irónicamente pintado con palmeras tropicales, soles y arco iris, en un área de descanso de la autopista, rodeado de unos cuantos árboles, un par de papeleras y poca cosa más. Por no haber, no hay ni fuente. Ha malvivido estos días de fuerte calor gracias a la solidaridad de los viajeros que estacionaban sus vehículos cerca del autocar despanzurrado, con la dificultad añadida de que Jerzy no sabe una palabra de inglés, francés, castellano o catalán. Sólo polaco.

Pero llegaron unas latas, agua y bocadillos. Jerzy no podía hacer más que esperar que su empresa enviara las piezas de recambio para poner en marcha su inversión, cosa que todavía hoy no ha hecho. Duerme debajo de los asientos delanteros del autobús, con las cortinillas cerradas; el maletero del autobús le sirve de mesa, y una caja de plástico, de asiento. Sin luz, sin periódicos, sin libros, sin retrete, sin nada. Horas y horas de espera.

Pero Jerzy tenía ayer mejor cara. El miércoles por la tarde, aparecieron en su área un autobús y un coche polacos. Wojciech, de 20 años, es el nieto del propietario de una empresa de autobuses polaca, sin relación con la de Jerzy. El joven, mediante un sistema de radiofonía, que utilizan habitualmente los camioneros, se enteró de la situación de abandono de su compatriota. Como tenía también un autobús estropeado en Andorra, Wojciech decidió acudir en ayuda del conductor desamparado. "El problema no es del seguro o de la asistencia en carretera, es que la empresa de Jerzy no envío ni dinero para que pudiera comprar las piezas aquí", señala el joven. Ni para comer, beber o distraerse. Ayer ya tenían todas las piezas. Y comida en abundancia, y cerveza, aunque Jerzy reconoce que, con los nervios de pensar en la posibilidad cierta de que va a abandonar su zona de descanso, no puede ni comer. Wojciech se dedicó a hacer de traductor, mientras Jerzy se desesperaba con la batería del teléfono móvil, inactiva durante todos estos días. "Tiene constancia de que su jefe llamó a su familia el día de la avería, pero no había nadie en casa. Parece ser que no lo volvió a intentar nunca más". Los responsables de la Embajada y del Consulado polaco tampoco salen muy bien parados en esta historia. Se han desentendido del problema.

Ahora que tienen las piezas de recambio, Jerzy, Wojciech y otros dos polacos, embadurnados de grasa hasta las orejas, esperan poner en marcha hoy el autocar.

La historia de Jerzy ha salido en televisión y por ello el polaco recibe visitas como la de Jordi, un panadero de 25 años, que le lleva pan del día, latas de conservas y magdalenas. Le conmovió la historia del polaco, que por la tele daba la impresión de pasar hambre. A la pregunta de qué hará cuando llegue a Polonia, el conductor responde: "Descansar".

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