Boleros a prueba de edad

La finca La Vigía, cercana a La Habana, propiedad del escritor Ernest Hemingway, fue sede de grandes fiestas que reunían a una destacada representación del star-system de la época dorada de Hollywood. Tras tocar en las míticas salas La Floridita y La Bodeguita, el trío Taicuba acompañaba al escritor de Por quién doblan las campanas a su finca privada y amenizaba las borracheras de Errol Flynn, las visitas de Ava Gadner y los trancazos que cogía Spencer Tracy -"le costaba tres meses recuperarse y volver a coger la caña de pescar"-. Los tres componentes del trío cargan sobre sus espaldas mucha más vida a cuestas que los 235 años que suman entre el vocalista y guitarra Heriberto Castro (75 años), el director y compositor Baz Tabrane (78 años) o el vocalista y percusionista Alfredo Cataneo (82 años). El próximo agosto alcanzarán los 54 años tocando juntos, un cumpleaños que celebrarán en Valencia, donde se encuentran desde principios de mes tocando boleros y lo que les pidan en la sala Johnny Maracas, situada en la calle de Caballeros. A meses del año 2000 queda lejos la década de los años cuarenta, cuando empezaron cantando tangos, tras la muerte de Carlos Gardel. Desde entonces han interpretado ininterrumpidamente música cubana superando el paso del tiempo y ajenos a las modas. Tabrane recuerda especialmente la época en que los Beatles causaban furor, entonces "para cantar bolero había que jugarse la vida". Los tres han acompañando a los mejores artistas cubanos de las cinco últimas décadas como Celia Cruz, Rita Montaner, Olga Guillot, Bola de Nieve o visitantes de la isla como Daniel Santo o Boby Capo. Y aún hoy, tras treinta años cantando en La Floridita, la sala de mayor tradición y "la octava mejor del mundo", no es difícil verlos junto a Pablo Milanés, Silvio Rodríguez o a ilustres visitantes españoles a la isla caribeña. Por allí han visto pasar a Miguel Bosé -"ese es un artista, se le ve a la legua", señala Cataneo- y han tenido contacto con otros como Joan Manuel Serrrat "gran cantante y exquisita persona", Joaquín Sabina o Víctor Manuel. De sus actuaciones no olvidan la que realizaron para la compañía Cubana de Acero, allá por el año 1963, a la que acudieron para celebrar que esta empresa había cubierto las metas de los planes económicos diseñados por el Estado. La fiesta la presidía el Che Guevara, "un hombre muy sencillo" de quien hablan con veneración. Mientras actuaban, recuerdan que un asistente se le acercó al comandante argentino para transmitirle un recado. "No le hizo caso hasta que acabamos de tocar", destaca Cataneo. Pese a ser la principal atracción de La Floridita, el trío no ha dejado de viajar por todo el mundo. A principios de los años noventa acudieron a Pekín a un festival de música popular tradicional. Los organizadores les recibieron con un médico, una enfermera y una ambulancia: "Creían que nos ibamos a morir allí". Pese a que les situaron los primeros "el puesto reservado a los más flojos", fueron elegidos para cerrar el festival armados de Besame mucho, Guantanamera y La Paloma.