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El quid de la cohesión

Luis R. Aizpeolea

El mutuo intercambio de acusaciones entre PSOE y PP a cuenta de la unidad constitucional de España ha sido una de las notas dominantes en el debate político de esta legislatura. En cuanto los populares firmaron, en mayo de 1996, con CiU, PNV y Coalición Canaria el pacto de investidura que le dió el Gobierno a José María Aznar, los socialistas se aprestaron a criticar al PP acusándole de romper el consenso en materia de financiación autonómica y acabar con la cohesión territorial.El discurso crítico del PSOE arreció cuando todos los partidos nacionalistas -CiU, PNV, Bloque Nacionalista Galego (BNG), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Eusko Alkartasuna (EA)- impulsaron la Declaración de Barcelona, en junio de 1998, de marcado signo soberanista, y, posteriomente, en septiembre, la Declaración de Lizarra, rubricada por todos los nacionalistas vascos e IU. El Gobierno del PP se opuso a ambas declaraciones nacionalistas, pero el PSOE extendió su censura al Ejecutivo por entender que carecía de iniciativa política ante las posiciones soberanistas del nacionalismo. El PSOE mantiene estas críticas y cree que el reto nacionalista debe abordarse con un pacto de Estado autonómico.

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El PSOE quiere un pacto de Estado autonómico que refleje el nuevo mapa electoral tras el 13-J
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