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Entrevista:

ADAM MICHNIK DIRECTOR DE "GAZETA WYBORCZA" "La amnistía es posible, pero la amnesia es imposible"

Mikel Ormazabal

Adam Michnik (Varsovia, 1946) es el director de Gazeta Wyborcza, el diario que nació en Polonia hace una década, cuando el general Jaruzelski y el comunismo resultaron derrotados en las elecciones parcialmente libres en ese país. Hoy, el periódico cotiza en la Bolsa de Londres y vende 500.000 ejemplares entre semana y supera el millón los domingos. Michnik asiste a los Cursos de Verano de la UPV, en San Sebastián, y hoy hablará sobre la recuperación de Europa Central después de Kosovo. Pregunta. ¿Es irreversible la travesía hacia la democratización iniciada por los países que celebraron la caída del muro de Berlín? Respuesta. No hay retorno al comunismo. Avanzamos en la buena dirección, pero las instituciones democráticas siguen siendo demasiado endebles y jóvenes. Tampoco tenemos la seguridad de que la democracia esté afianzada para siempre. P. ¿Qué reductos anacrónicos pueden impedirlo? R. Existen muchos talantes totalitarios y autoritarios todavía. Esos enclaves funcionan tanto entre la gente que siente nostalgia por la muerte del comunismo como entre los anticomunistas. P. ¿Qué papel ha ejercido la Prensa centroeuropea en las transiciones democráticas? R. Desempeñan un papel muy importante, aunque en algunos casos no está muy precisado. Es muy positivo que en estos países exista libertad de prensa, pero al mismo tiempo hay periódicos que no son plenamente libres porque o bien están manipulados por los centros políticos o bien por los centros de poder económico. P. ¿Cuándo se van a satisfacer las demandas de integración de estos países en la Unión Europea? R. En la UE aún no se han adoptado las decisiones definitivas. De palabra todos están a favor de la integración, pero el diablo siempre está en los detalles. El peligro está en que las negociaciones se pueden alargar sine die. Hay intereses muy concretos, por ejemplo en España, que no están dispuestos a ceder rápidamente. La ampliación de la UE puede significar una reducción de los fondos de cohesión que reciben España, Portugal o Grecia porque los países de Europa Central son más pobres. Entiendo la postura de estos países, sólo que yo me planteo una pregunta más allá: ¿Cuál es el futuro de Europa, de toda Europa? En una palabra, me preocupa que por pequeños intereses se puedan hacer grandes tonterías. ¿Quién triunfará, la gran visión del futuro de Europa o la de esos pequeños intereses? P. ¿Concibe los nacionalismos emergentes como un riesgo de fracturarse la unidad? R. En estos momentos ese problema no existe, pero que no surja dependerá exclusivamente de nosotros, los europeístas. Si somos lo suficientemente sabios para evitar que las reglas democráticas no sean violadas, los nacionalismos fracasarán. Sin embargo, hay un dicho polaco que dice que cuando hay fuego en la casa del vecino el viento puede llevar las chispas a tu casa. Por eso, en mi país hemos observado con gran preocupación el desarrollo del conflicto de los Balcanes. P. ¿Cuáles son esos puntos críticos donde pueden florecer los nacionalismos excluyentes? R. Toda la Europa democrática tiene que estar atenta.El riesgo no se vislumbra en un espacio corto de tiempo, pero tenemos que acordarnos de que antes de 1989 Yugoslavia era el país más tranquilo y democrático de la región, luego nadie está a salvo de este peligro. Pero no solamente Europa Central y Oriental, puesto que ahí están los ejemplos de Irlanda del Norte y el País Vasco y veremos también lo que pasa en Córcega. P. ¿Qué artículo de opinión le gustaría escribir sobre su país? R. Uno sobre la recuperación de la memoria. Para que la transición pudiera hacerse hubo que olvidar muchas cosas. Ciertamente, la amnistía es posible, pero la amnesia es imposible. P. ¿Cómo observa desde Polonia la situación política en el País Vasco? R. El País Vasco es un Kosovo que ha salido triunfante de la prueba. El triunfo lo entiendo como una victoria de la democracia española. El País Vasco sigue siendo un reto para la democracia española, en cierta medida, y me pregunto cómo lo resolverá finalmente. Estudiar el caso vasco me ayuda a entender por qué no se supo arreglar un problema similar en Yugoslavia.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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