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El Consell Polític pone en evidencia una doble fractura territorial e ideológica en UV

VIENE DE LA PÁGINA 1 Decenas de militantes aprovecharon el Consell Polític abierto para tomar la palabra y pusieron en evidencia una doble fractura territorial e ideológica en el seno de Unión Valenciana. Varios oradores procedentes de distritos de la ciudad de Valencia cargaron contra Villalba y solicitaron su dimisión, a pesar de que el presidente ya había anticipado que no tiene intención de seguir en el cargo. Las renuncias previas de Társilo Piles, ex presidente provincial de Valencia, y Fermín Artagoitia, secretario general, centraron la responsabilidad del fracaso electoral en la persona de Villalba. Pero en la intensa jornada de reflexión que vivieron los regionalistas fueron mencionados todos los antiguos cargos del partido. Desde la ciudad de Valencia se criticó la forzada incorporación de Fermín Artagoitia a lista autonómica a pesar del voto en contra de los militantes de su comarca. Representantes de otras zonas defendieron, sin embargo, la labor del que fuera secretario general en favor de la implantación territorial del partido. La fractura territorial es evidente. Chiquillo aseguró que su ofrecimiento para encabezar el partido en el futuro fue prácticamente improvisado y fruto de la "responsabilidad y la oportunidad". Pero el diputado nacional cuenta con el decidido respaldo de Piles, que controla buena parte de la militancia de la ciudad de Valencia, el tradicional granero de votos de los regionalistas, que pinchó estrepitosamente el mes pasado en las elecciones autonómicas y municipales. Buen número de representantes de localidades dispersas por el territorio valenciano expresaron su preocupación por la renuncia de Villalba, la figura con mayor proyección entre los regionalistas, y ante la posibilidad de volver a tiempos pretéritos en los que los dirigentes de la ciudad de Valencia actuaban como señores del conjunto del partido. Chiquillo puso el acento en la necesidad de recuperar los principios ideológicos del valencianismo como primera seña de identidad de los regionalistas. El aspirante a la presidencia del partido evitó los detalles y se limitó a ofrecer un discurso constructivo en contra de ofertas excluyentes. Ausente Pero en el ámbito de la recuperación del valencianismo se mueve todo un segundo grupo, cuya cabeza visible es Joaquín Lanuza, director del Institut Valencià de la Joventut, que defiende a ultranza el secesionismo lingüístico como la seña de identidad clave en el partido. Lanuza no acudió al Consell Polític. La mayoría de los militantes que abordaron la cuestión lingüística dieron por cerrado el principio de acuerdo entre populares y socialistas para nombrar a los miembros de la Acadèmia Valenciana de la Llengua. Pero frente a discursos de un corte secesionista estricto se alzaron voces en favor de la superación de un conflicto estéril y de un acercamiento a otras opciones políticas que se definen como nacionalistas. La división es la misma entre los jóvenes, que defendieron ambas posiciones con inusitado ardor ante el Consell Polític. La opción valencianista esconde también el interés por debilitar a los militantes que han ampliado la implantación territorial del partido y que son identificados por su procedencia del Centro Democrático y Social, el partido en el que militaba Artagoitia. Entre las intervenciones se alzaron voces que azuzaron a la anterior dirección de UV por haber consentido la creación de la Acadèmia Valenciana de Llengua sin haber forzado una ruptura del pacto de gobierno, una idea que se planteó en varias ocasiones. Los estatutos de UV prohíben la constitución de corrientes organizadas dentro del partido, pero la indefinición ideológica de los regionalistas se traduce en la presencia de sectores proclives a un nacionalismo militante con un fondo de izquierda, que desprecia la cuestión lingüística, y a un paralelo territorial que amenaza con dividir el partido.

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