La etapa más larga
Estos días da gusto. Ya estoy masajeado. Me queda todavía más de media hora para bajar a cenar. Me queda tiempo para dedicármelo a mí mismo... Y todo porque, noticia, tenemos el hotel en la misma ciudad final de etapa. Dos kilómetros antes de la meta. Así que hemos cruzado la línea y media vuelta en bicicleta. Sin autobuses ni agobio. Nada, dos horas más de vida, entre la que ganamos en la llegada y la que ganaremos en la salida. Y no nos viene mal, sobre todo después de haber tenido la primera etapa larga. Ha sido el primer día de más de 200 kilómetros, la etapa más larga de todo el Tour. Nada, todos, de entrada, dispuestos a un día sin fin. Entre los kilómetros y el aire que daba de cara, calculamos que nos tiraríamos en la bicicleta un par de horas más que el día anterior. Lo preveíamos largo, sí, pero no ha sido tanto. Sólo hora y media más. Cuando el ataque de salida en el que se fueron 10, incluso, pensábamos que nadie se iba a poner a trabajar. Que el equipo del líder, el Casino, iba a soltar ya la prenda y que los de los sprinters dirían que la meta estaba muy lejos. Pero enseguida entró el Mapei, que no llevaba a nadie en la escapada, y también han entrado los de los sprinters. Se han puesto cuando los fugados andaban por los seis minutos y ahí los han mantenido, limándoles poco a poco hasta alcanzar el punto de inflexión: los de adelante ya están que no pueden más y detrás entra cada vez más gente de refresco. Los que no entrábamos en ese juego íbamos cómodos, pero sólo hasta cierto punto. Había que estar muy pendientes del aire, que no entrara de costado y te dejara cortado. Así que atentos y siempre intentando conservar la posición.
La anécdota del día ha sido fastidiada, ha sido lo de L'Équipe molestando a los corredores diciendo que había un positivo por corticoides justo cuando la víspera la UCI había sacado un comunicado con lo contrario. Parece que no les gusta que sólo se hable de ciclismo. Menos mal que el comisario antidopaje enseguida lo ha desmentido, pero siempre pasa lo mismo: el ciclista es el perjudicado y el único que parece que no puede reclamar sus derechos. Y no saben el agobio y la presión psicológica que suponen estas falsas noticias.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.