A nuestra niña Elena
Hay una caja grande, como si fuera un regalo, dentro del cuarto de encantos de mi memoria, donde he guardado, para que no se pierdan nunca, la mirada de tus ojos grandes, entre verdes y pardos, como las uvas maduras del otoño; el aroma de tu pequeña y dulce nuca infantil, una mezcla de sudorcillo y Nenuco, que emanabas cuando te mordía en el cuello para que te "mondaras" de risa. En ella resuenan como un eco tus monosílabos recién aprendidos, esos "holas" y "adiós" que tú dedicabas con tu vocecilla rotunda y recién estrenada a la gata, a tus primos y a todos los muñecos que teníamos reservados para cuando tus padres te traían a casa.
Te queríamos tanto, que era una fiesta cada vez que te veíamos aparecer por 1ª puerta, andando, con esos zapatitos blancos y ese aire de muñeca coqueta con el que movías tus vestidos de colores vivos. No vamos a olvidarte nunca nadie de los que te hemos disfrutado, porque tú eras la inocencia, la belleza, el entusiasmo, la alegría, 1a vida... No te has ido, porque la primavera encarnará en la seda de las rosas el mismo color de tus mejillas, habrá nuevos cielos de escarlata bañados por la luz del sol poniente, brillarán las estrellas en agosto con más intensidad que nunca. Y allí estarás tú siempre presente, con tus ojos bellos y grandes, como uvas maduras de septiembre. Para Isidro y Nathalie, con todo el apoyo y cariño del mundo, de toda la familia.- .
