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Exteriores moviliza a los cónsules para que estén atentos al Tour

El Tour certificó ayer a regañadientes que acepta la readmisión del corredor Virenque y del director de la ONCE, Manolo Saiz. La solución al caso no ha rebajado, sin embargo, el clima de tensión que presidirá el comienzo, el próximo sábado del Tour. Por otro lado, las autoridades españolas, a través de Exteriores, han recomendado a la Embajada en París y a los consulados de las zonas por las que transcurrirá la carrera que estén atentos a los acontecimientos. Los equipos españoles ya están en Francia con sus medicamentos aprobados por las autoridades francesas.

El Tour de Francia no va a librarse este año de la pesada sombra que planea sobre el conjunto del ciclismo internacional. El proyecto de depuración del mundo ciclista fraguado entre los organizadores de la más prestigiosa carrera y el Gobierno francés se ha venido abajo y, contra sus propósitos, el Tour queda ahora a merced de los acontecimientos, envuelto en la sospecha general. La confusión que invade al ciclismo sigue siendo un hecho. Por ese motivo, las autoridades españolas han debido hacer diversas gestiones para garantizar la tranquilidad de los cuatro equipos españoles participantes. Así, los cuatro disponen ya de una autorización cursada por la Agencia del Medicamento francés respecto del botiquín que llevarán para toda la carrera. Igualmente, sus médicos están acreditados para trabajar en Francia. Por último, se avisó a la embajada española en París para que advierta a los consulados españoles cercanos al trayecto de la carrera para que estén atentos a cualquier acontecimiento que pueda afectar a los equipos españoles, a la vista de los sucesos del pasado año.

La reacción, más o menos unánime, de los medios de comunicación franceses ha sido negativa respecto a la polémica decisión de la UCI. No sólo los medios de comunicación. El Crédit Lyonnais, tradicional patrocinador de la prueba, adelantó ayer que revisará su participación en el Tour en cuanto los corredores lleguen a los Campos Elíseos, en París. El resto de patrocinadores harán seguramente lo propio, pese a los esfuerzos por transmitir normalidad que el propio director de la Sociedad del Tour, Jean-Marie Leblanc, desplegó ayer durante la conferencia de prensa.

En realidad, aceptada la decisión de la UCI, los organizadores del Tour comparecieron ante la prensa sin tener mucho que añadir a la consideración de que la orden de la instancia ciclista internacional supone una "derrota para el intento de regeneración del mundo ciclista" y un "pulso de motivaciones infundadas". Tras insistir en la idea de que "la determinación del Tour queda intacta", el director de la carrera anunció que los controles antidopaje van a ser aplicados con particular interés en aquellos corredores que muestren una tasa de hematocrito situada entre el 45% y el 50%, por debajo pero cerca del límite de lo permitido. Sin lograr borrar la decepción de su semblante, Jean-Marie Le blanc se mostró, por lo demás, obediente a la decisión de la UCI y relativamente respetuoso con Richard Virenque y Manolo Saiz. "No tenemos nada contra el hombre Richard Virenque. Hemos dicho simplemente que él cristalizaba en su persona el fenómeno del dopaje, lo acogeremos como a un corredor normal". Leblanc mostró una disposición similar, respecto a Manolo Saiz. "La UCI ha querido que viniera. Nosotros lo aceptamos. Había sido recusado por haber insultado al Tour, a los organizadores y a las autoridades de nuestro país. Espero", dijo, "que eso no se repita".

El ataque más virulento hacía el director deportivo de la ONCE vino del escandalizado diario deportivo L´Equipe, protagonista ayer de un editorial explosivo en el que se critica airadamente a la Sociedad del Tour por haberse plegado al dictado de una UCI y de un presidente Hein Verbruggen, manifiestamente desacreditados y descalificados para seguir rigiendo el futuro de este deporte. "Y qué decir de la probable presencia de Manolo Saiz, el hombre que prometía meter un dedo en el culo del Tour de Francia mientras hacía un corte de mangas y que no ha dejado después de insultar a nuestro país, nuestro Gobierno, sus leyes, su justicia, sus policías y su prensa. Y, forzosamente, a nuestro pueblo". L"Equipe se dirigió a sus lectores preguntándoles si están ahora dispuestos "a salir al borde la carretera y a aclamar a los mentirosos y tramposos, como si no hubiera pasado nada".

Más templado, bajo el título "El ciclismo traicionado", el editorial de Le Monde denunció igualmente la actitud de la UCI, "un guiño de complicidad a aquellos que están tentados de violar el reglamento", e responsabilizó a ese organismo internacional del riesgo de que "lo que podría haber sido el Tour 1999 de la verdad, vaya a convertirse en el de la mentira".

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