"Madrid ha dejado ya de ser una isla"
Guillermo Fesser (Madrid, 1960) se ha enfrentado por primera vez al reto de escribir un libro en solitario. Éste componente del dúo Gomaespuma, que completa el también periodista Juan Luis Cano, se ha atrevido con la historia de una mujer que vino a Madrid desde la provincia de Jaén para trabajar como asistenta. Bajo el título Cuando Dios aprieta ahoga, pero bien. Cándida, memorias de una asistenta (Temas de Hoy), Fesser hace un repaso en tono distendido de la historia de Cándida. Guillermo Fesser comenzó su carrera periodística en 1978. Desde entonces, ha trabajado tanto en radio como en televisión. Junto con Juan Luis Cano consiguió el Premio Ondas 1988 en el apartado nacional de radio. Este año han ganado el Premio Unicef al programa más solidario. Ahora presenta el programa matinal de M-80 Gomaespuma.
Pregunta. ¿Quién es Cándida, alguien en especial?
Respuesta. Sí, es una persona que nació en Martos (Jaén) hace casi 70 años. Como muchas asistentas de su generación, pertenece a una clase social muy baja, a un pueblo con pocos recursos y que se ha recorrido media España para terminar en Madrid. Cándida es la historia con patas de la España de las cocinas, que se ha contado poco. Por las cocinas se sabe cómo ha cambiado la sociedad. Por coincidencias con ella, he podido sacar esa historia a flote.
P. ¿Es el libro más serio que ha escrito?
R. Es el primero y único que he hecho. Yo he escrito con Juan Luis Cano cosas con formato libro, pero ninguno tenía la intención de ser literatura. Estamos orgullosos de nuestros productos, pero no son libros. Éste sí es mi primer intento literario.
P. ¿Qué papel juega Madrid en su libro?
R. Madrid es el sitio donde yo he vivido y lo que yo entiendo es que mis referencias están aquí. En Cándida hay muchos aspectos en que se ve a Madrid, aunque esos detalles pueden ser extrapolables a otros lugares.
P. ¿Cómo ha cambiado Madrid desde su infancia?
R. Lo que más me gusta de Madrid es que antes éramos como Antonio Banderas en garrafón. Íbamos todos iguales. Todos éramos morenos, vestíamos pantalones de pana y teníamos un jersey de rombos. Sin embargo, ahora vas en el metro y ves a negros, chinos o suramericanos y no es gente que venga de visita. Es decir, Madrid se está mezclando y ya no somos la isla que parecía antes.
P. ¿Los madrileños tienen buen humor?
R. Creo que en general, sí. Nosotros hacemos un humor muy urbano y aquí se nos entiende muy bien. Además, la gente de esta ciudad está muy nerviosa. Por eso es muy terapéutico un programa de radio como el nuestro, porque se relajan y no están tan crispados.
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