Almunia se compromete a consultar con todos los "barones" del PSOE quién será el candidato

El Comité Federal del PSOE, integrado por 203 miembros, facultó ayer al secretario general, Joaquín Almunia, a iniciar de inmediato consultas con todos los sectores del partido para consensuar el nombre del nuevo candidato a la presidencia del Gobierno, plaza vacante tras la dimisión de José Borrell. El presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, anunció su disposición a erigirse en "líder" de los guerristas como fórmula para que este sector también sea escuchado. Almunia le respondió que recibirá a "todos los que lo soliciten", aunque advirtió de que no admitirá ningún veto.

Ni repetición de elecciones primarias ni congreso extraordinario. El máximo órgano de dirección de los socialistas aprobó ayer, con una sola abstención, la de Fernando Morán, que el nombre del cabeza de cartel del PSOE para enfrentarse en las próximas elecciones generales a José María Aznar surja del consenso entre todos los sectores del partido. El secretario general, Joaquín Almunia, será el encargado de poner en marcha, hoy mismo, este compromiso, con una primera reunión con Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía. En contactos sucesivos recibirá a los restantes 16 secretarios regionales, los barones; a los portavoces del Congreso y del Senado, Luis Martínez Noval y Juan José Laborda, respectivamente; a la corriente Izquierda Socialista, y "a todos los militantes que lo soliciten", apartado con el que Almunia parece abrir la puerta a los guerristas, sector al que, en todo caso, Rodríguez Ibarra se ha ofrecido a representar. La búsqueda del consenso presidirá todos estos contactos, aunque tanto el secretario general como el ex presidente del Gobierno Felipe González precisaron que la unanimidad no es imprescindible y que tampoco se admitirá que el consenso sea utilizado como excusa para que la minoría intente imponer vetos. Tras la reunión del Comité Federal, Almunia insinuó que en su ánimo no está pelear por que su nombre sea el que finalmente someta la Ejecutiva Federal a votación secreta en un Comité Federal extraordinario.