El Rayo, con un pie en Primera
El Extremadura pierde en Almendralejo por 0-2 ante los de Vallecas
El Rayo deja herido de muerte al Extremadura. No sólo venció sino que literalmente barrió a su rival. El Extremadura dio una imagen de impotencia absoluta, atenazado nuevamente por los nervios en un momento clave, con un juego pastoso, desvalido, sin la mínima cohesión. Jugó casi todo el encuentro con diez hombres por la expulsión de Garpercic, pero esa inferioridad no justifica su apatía y su resignación. Desacreditó sus mejores virtudes: la entrega y el coraje que le justificaban ante su falta escénica. El Rayo, muy seguro de sí mismo, lo tuvo fácil y pudo lograr una goleada de escándalo. Pero perdonó. La promoción puede llegar a adquirir un carácter depresivo. Todo depende del estado anímico de los contendientes, de su capacidad para interpretar ese reto como un premio o un fracaso. Psicológicamente el Extremadura llegó tocado. El Rayo avivó interesadamente ese fuego recordándole a su enemigo que la lógica imponía que actuara mermado tras desaprovechar frente al Villarreal la gran ocasión para garantizar su salvación. Incluso el público pareció resentirse, porque la afición no llenó el estadio en el partido más decisivo del año.
EXTREMADURA 0
RAYO VALLECANO 2Extremadura: Garpercic; Óscar, Félix, Belenguer (Manuel, m. 76), David; Velamazán, Viaoud, (Pedro José, m. 60), Espósito, Soto (Amador, m. 17); Duré y Gabrich. Rayo: Lopetegui; Cota (Pablo Lago, m. 71), Amaya, Muñiz, Alcázar; Estíbariz, Tiago (Michel, m. 60), Sanz, Llorens; Luis y Bolo (Iván Rosado, m. 80). Goles: 0-1. M. 14. Cabezazo de Bolo al larguero; el balón llega a Luis, que bate a Garpercic. 0-2. M. 87. Llorens, de penalti cometido sobre Luis. Árbitro: Iturralde González. Mostró tarjeta roja directa a Garpercic (m.16)m por golpear la pelota con la mano fuera del área, y amonestó a Belenguer, Luis, Gabrich, Llorens y Manuel. Alrededor de 9.000 espectadores en el estadio Francisco de la Hera. Partido de ida de la promoción.
Sobre ese escenario el encuentro nació con buenas vibraciones. Rápido, nervioso, sin control. El Extremadura buscó a Gabrich en la olla y a Duré por la banda derecha. El Rayo respondió con dos espléndidos cabezazos de Bolo. El encuentro no tenía dueño aparente, con continuas llegadas a una y otra área. Hasta que los franjirrojos rentabilizaron el tercer cabezazo de Bolo. Repelió el larguero y Luis, sin marcaje, no perdonó. No se había repuesto el Extremadura, cuando llegó el segundo mazazo con la expulsión de Garpercic.
Un tono angustioso envolvió el encuentro. El grupo de Rafa Benítez se armó de precipitación y el Rayo, con todo a su favor, trató de asentarse. Apretó los marcajes en defensa, con acciones expeditivas; bloqueó en origen a los centrocampistas contrarios y aprovechó al contragolpe los enormes huecos que dejó la defensa local. Sanz y Tiago hicieron el trabajo oscuro y Luis y Bolo fueron una amenaza constante para Amador, que había ocupado el puesto de Gaspercic.
El Rayo se limitó a especular con el resultado. El Extremadura quería y no podía.
El segundo tiempo fue más de lo mismo. Incapacidad del Extremadura para definir opciones claras y enormes lagunas en su defensa. Viaoud y Espósito prácticamente se autoborraron del terreno de juego, Duré es actualmente una sombra del jugador vibrante que fue y Gabrich un delantero manifiestamente irrecuparable por su torpeza. El Rayo no daba crédito a sus ojos. Las ocasiones de gol se sucedían para sus delanteros. El final fue previsible y lo menos malo que el Extremadura en esas condiciones podía imaginar. Todo está a favor del Rayo para el ascenso.
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