España gana, pero siembra dudas
La selección de Sainz tardó más de medio partido en encontrar la fórmula para batir a Hungría
, La selección española se salvó de las brasas en un debut en el que sembró más dudas de la cuenta. Se le torció el partido desde el principio porque careció de la autoridad debida para imponer su estilo. Nada de lo previsto funcionó. Nacho Rodríguez no fue el base sobre el que debía sustentarse el ritmo de juego español, Herreros no afinó muy hasta el final la mirilla y Dueñas volvió a recordar la estampa derrengada y ausente de épocas que parecían ya superadas. Y Hungría, un equipo muy justito, desarboló a España por momentos (27-36 al descanso) y no acabó de resignarse muy hasta el final, cuando una bandeja de Corrales y un triple de Herreros a dos minutos de la bocina abrieron una brecha de ocho puntos (72-64). La victoria fue acogida con un suspiro de alivio. Mal síntoma cuando tanto cuesta ante una selección de un nivel inferior. El partido debía haber servido para engrasar la consistencia táctica de la que será preciso echar mano en compromisos de mayor altura. Y no sirvió sino para terminar mirando, sin solución de continuidad, al marcador: acabar de una vez el suplicio en el que se convirtió el partido, acogerse al beneficio de lo más pragmático -la victoria- y marchar volando al vestuario a buscar la ducha. Lolo Sainz echó mano de un quinteto similar al que acabó dejando una aceptable sensación en el pasado Mundial, con la novedad de Esteller, que regresaba después de un año de ausencia. Mírese por donde se mire, no se le puede poner muchos reparos a ese equipo titular; pero, simplemente, nada funcionó. Nacho Rodríguez dio la sensación de actuar a contrapelo. De la misma manera que lo hizo la defensa española, zarandeada de forma constante por la velocidad de vértigo con la que los jugadores exteriores húngaros enfilaban el aro o intercambiaban sus posiciones hasta acabar encontrando el resquicio o el parapeto tras el que cargar su munición. Ni Herreros ni Esteller eran capaces de frenarlos. Aún peor, esa disfunción defensiva se convirtió en dudas enormes en ataque. Herreros no recordaba, ni de lejos, al alero que acabó como máximo anotador del Mundial. Tampoco Esteller encontraba aro. Y para acabar de completar el feo panorama, Dueñas no hacía sino vacilar una y otra vez. Le costaba coger los rebotes, y cuando lo hacía en ataque no acababa de culminar en canasta. Sainz efectuó cambios, pero ni Angulo ni Romero resolvieron gran cosa.
ESPAÑA 84
HUNGRÍA 75España: Nacho Rodríguez (5), Herreros (25), Esteller (3), De Miguel (17), Dueñas (4); Reyes (8), Angulo (2), Romero (0), Corrales (6) y De la Fuente (14). Hungría: Meszaros (5), Boros (6), Halm (10), David (8), Gulyas (23); Sitku (5), Bencze (3), Czigler (6) y Kalman (9). Árbitros: Jungebrand y Gasperin. Unos 3.000 espectadores en el pabellón de Clermont-Ferrand. Primera jornada del Eurobasket 99. Resultados: Grupo A: Francia, 71; Macedonia, 77. Israel, 61; Yugoslavia, 81. Grupo B: Eslovenia, 47; Rusia, 68. Grupo C: Croacia, 70; Italia, 68 Bosnia, 42; Turquía, 57. Grupo D: República Checa, 78; Lituania, 62. Alemania, 59; Grecia, 58.
España se fue al descanso con una sensación terrible de impotencia, pero no porque los húngaros fueran realmente superiores, a pesar de que exhibieron buenas maneras y algún jugador interesante, como el pívot Gulyas.
Recurrió Sainz a un quinteto mucho más agresivo en defensa y revolucionado en su ritmo. Y en ese contexto Corrales se desenvuelve como pez en el agua, mientras que De la Fuente (14 puntos, 7 rebotes y 2 asistencias) se convirtió en el jugador del partido con una exhibición de sus dotes defensivas y reboteadoras y de un acierto en el tiro como pocas veces se le había visto. Con ello y la garra reboteadora de Reyes y De Miguel se reflotó el equipo. Ese estilo al que se libró España, individualista y con la fuerza defensiva y la rapidez como valores primordiales, le salvó en esa situación y ante un equipo mediocre, pero será difícil que le valga como dinámica habitual.
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