Lamela bate el récord de España de longitud, con 8,49

Yago Lamela consiguió ayer en Guadalajara el récord de España y la mejor marca mundial del año en salto de longitud, con 8,49 metros. La anterior plusmarca, también en poder del atleta asturiano, era de 8,26 metros y databa del pasado 22 de mayo. Después de su espectacular actuación en el Mundial de pista cubierta de Japón, donde Lamela saltó 8,56 metros y logró el segundo puesto por detrás del cubano Iván Pedroso, se esperaba con impaciencia el comienzo de la temporada al aire libre. De forma gradual, Lamela ha afinado su puesta a punto. Sus 8,49 metros le sitúan como el tercer mejor saltador europeo de todos los tiempos. Sólo le adelantan el armenio Robert Emmian, que consiguió 8,86 en 1987, y el alemán oriental Lutz Dombrowski, que se proclamó campeón olímpico en Moscú 80, con 8,54. Pero el salto de Emmian siempre ha estado bajo sospecha. Lo consiguió en una competición local en Tsakhkadzor. Aunque la Federación Internacional de Atletismo dio por válida la marca, Emmian nunca más consiguió superar los 8,50 metros.

La marca de Lamela no es fruto de la casualidad. Con los 8,56 metros del Mundial de pista se situó a la altura de los mejores especialistas de la historia. Su desafío pasaba por revalidar al aire libre aquella marca. En Guadalaja batió el récord de España en tres ocasiones. En el primer salto alcanzó 8,36 metros. En el segundo, llegó hasta 8,46. En el último, consiguió tres centímetros más.

La mejor marca del año correspondía al jamaicano James Beckford, con 8,41 metros. El cubano Iván Pedroso, el hombre que ha sucedido a Carl Lewis al frente de la especialidad, sólo ha saltado 8,28 metros esta temporada. A dos meses del comienzo del Mundial de Sevilla, Lamela apunta hacia uno de los tres primeros puestos.

Lamela es una excepción en el declinante panorama del salto de longitud, que pasa por una crisis en todo el mundo. Los europeos se habían resignado al dominio de los estadounidenses, sobre todo a partir de la aparición de Carl Lewis en 1980. Los norteamericanos han dominado con mano firme en las dos últimas décadas, con Mike Powell (plusmarquista mundial con 8,95 metros desde 1991) y Lewis, ganador de las medallas de oro en los Juegos de Los Ángeles 84, Seúl 88, Barcelona 92 y Atlanta 96. La llegada de Pedroso significó una ráfaga de aire fresco para una disciplina destinada a reproducir sistemáticamente la rivalidad entre Lewis y Powell. Con la retirada de ambos, Pedroso se ha convertido en el patrón indiscutible. En EEUU no surge ningún atleta en condiciones de acercarse al cubano, que temía aburrirse con su fácil dominio. Con este paisaje, Lamela se ha convertido en una de las grandes novedades del atletismo mundial. Lo mismo que el jovencísimo velocista estadounidense John Capel (19,87 segundos en 200 metros y 10,03s en 100), Lamela ha tenido un gran impacto. Después de su prometedora carrera como junior, comenzó a saltar con cierta consistencia sobre los ocho metros. En el Campeonato de Europa del pasado año, fue finalista. Se le veía capacidad para progresar: por joven, por rápido y por potente. En las antípodas de los longilíneos Lewis y Powell, que se acercaban al 1,90, Lamela es un saltador compacto, fortísimo, un rompedor que está dispuesto a desafiar a Pedroso en los Mundiales.