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AUTOMOVILISMO Mundial de fórmula 1

Hakkinen recupera el liderato en Canadá

El finlandés ganó su tercer Gran Premio del año, aprovechando el abandono de Schumacher

La fórmula uno recuperó ayer todo su esplendor en el asfalto del circuito Gilles Villeneuve en la isla de Notre-Dame de Montreal (Canadá). La sexta prueba del Mundial de F-1 resultó una de las más interesantes de la competición y concluyó con un vuelco en la clasificación y con la recuperación del liderato por parte del piloto finlandés Mika Hakkinen (McLaren-Mercedes), que con 34 puntos supera en 4 al alemán Michael Schumacher. Probablemente no fue el más veloz y tal vez ni siquiera el mejor, pero fue el más regular y eso le valió al finlandés para acabar la carrera en lo más alto del podio, en el que le acompañaron el italiano Giancarlo Fisichella (Benetton), segundo, y el británico Eddie Irvine (Ferrari), tercero. Michael Schumacher tuvo que abandonar a mitad de carrera, cuando era líder, tras perder el control de su Ferrari.

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No fue una carrera cómoda para ningún piloto. A las dificultades del trazado se añadió esta vez un calor que superó los 44 grados centígrados en la pista y que causó estragos tanto en los pilotos como en los neumáticos. Ya en la salida se produjo el primer incidente, cuando Jarno Trulli (Prost-Peugeot) realizó una peligrosa maniobra y embistió el Sauber de Jean Alesi. Como consecuencia, también Alexander Wurz (Benetton) tuvo que abandonar y Rubens Barrichello (Stewart- Ford) perdió dos vueltas. Sin embargo, la carrera pareció quedar definida ya en la primera curva. Allí, Schumacher había situado su Ferrari en la primera posición, y la batalla parecía claro que iba a plantearse entre él y Hakkinen, los dos máximos aspirantes al título mundial. La calidad del pilotaje del alemán le permitió distanciarse rápidamente del finlandés, que rodaba con tiempos algo inferiores y que había perdido ya más de cinco segundos cuando se habían superado 26 vueltas de las 67 totales de la carrera. Sin embargo, fue entonces cuando se produjo un incidente fundamental para el desarrollo futuro de la prueba: el accidente de Schumacher.

Se rodaba ya la vuelta 29ª, y Schumacher fue incapaz de controlar su Ferrari a la salida de la curva anterior a la recta de llegada. Su bólido entró mal en la curva y no respondió a ninguno de los intentos de rectificación del piloto. Acabó chocando contra la valla protectora, y con un Schumacher desesperado, que veía perder allí cualquier posibilidad de ganar su tercera carrera de la temporada.

Para Hakkinen aquello fue como una liberación. Su lucha con Schumacher le permitió distanciarse también de sus perseguidores y, por tanto, se encontró líder de la carrera en una cómoda posición. Ni Frentzen (Jordan), ni Fisichella (Benetton) parecían en condiciones de disputarle el primer puesto. Los dos estaban enfrascados en una interesante lucha por la segunda posición, que acabó cuando Frentzen sufrió un aparatoso accidente, a falta de dos vueltas para el final.

Aquello obligó a la organización a colocar en la pista el coche de seguridad y a dar por finalizada la carrera. Fue una circunstancia lógica, tras una prueba plagada de accidentes y de incidencias de todo tipo, con topadas leves en algunos adelantamientos -Coulthard fue penalizado con 10 segundos por tocar a Irvine- y con adelantamientos peligrosos. En este sentido, Eddie Irvine (Ferrari) fue uno de los grandes protagonistas de la carrera. Relegado a las últimas posiciones tras el incidente con Coulthard, Irvine se lanzó a un ataque imposible del que logró salir ileso y con los 4 puntos del tercer puesto. Su remonte fue lo más espectacular de la carrera.

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