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Reportaje:

Voto de supervivencia

"¿Para qué vamos a votar?". Alejados de las políticas payas, que sólo les han tenido en cuenta cuando ha convenido, ésta frase era común entre gitanos. Pero las cosas cambian. "Entre la clase media que vende en los mercados ambulantes", reflexiona Juan Escudero, gitano y monitor de servicios sociales en el Ayuntamiento de Alzira, "hay mayor interés por votar que en otras convocatorias". Según Escudero, el desarrollo de la democracia ha llevado a la asimilación de sus métodos. "Pero en las capas marginales, una parte representativa ignora las urnas, y otra sólo vota al político si puede beneficiarse laboralmente, o si visita su barrio", puntualiza. Pese a todo, en los actuales comicios, -en los que unos 25.000 gitanos, la mitad de los de la Comunidad Valenciana, forman parte del censo- se espera una disminución de la abstención. Uno de los motivos es el interés de los partidos en centrar la atención gitana. "El partido que se siente con nosotros y adopte compromisos reales tiene ganadas las elecciones", dice el presidente de la FAGA, Agustín Jiménez. Así, las principales formaciones incluyen en sus programas supuestas soluciones para los problemas de este pueblo. Todos inciden en mejoras de vivienda y educación. El PP quiere impulsar un Plan de Desarrollo Integral del Pueblo Gitano consultado con la FAGA. Por su parte, el PSPV-PSOE propone crear un "consejo gitano que siente a sus representantes con los agentes sociales para consensuar políticas", afirma María Elena Contreras, socialista en la lista municipal de Alicante. EUPV busca una integración laboral que supere la venta ambulante y facilite el acceso a las instituciones públicas. Desde Bloc-Els Verds se promueven concejalías de derechos humanos donde existan minorías que propicien nuevas formas de convivencia. Y UV asegura el desarrollo gitano frente a actitudes racistas. Voto "palpable" Pero estos proyectos quedan lejanos para el votante caló. Como indica José Cabanes, coordinador de un completo estudio sobre poblacion gitana en la Comunidad, "el gitano no acostumbra a pensar en abstracto. Es práctico, y su voto va a quien puede procurarle un bienestar palpable". Esto impulsó el voto al PSOE durante tiempo. El Gobierno socialista fue asumido como la esperanza después del yugo franquista, e implantó el sistema de subvenciones para asociaciones gitanas. Muchas incentivaban el voto entendiendo que aseguraban su propia supervivencia. Aparte, Juan de Dios Ramírez-Heredia, referencial presidente de la federación de asociaciones Unión Romaní, fue diputado y eurodiputado socialista. Y Juan Roige llegó a ser coordinador de minorías étnicas en la Generalitat Valenciana. El pueblo respaldaba rostros que veía cercanos. La situación ahora es bien distinta, aunque aún existe un poso electoral socialista, entre otras cosas, "porque hicieron más flexible que hoy la concesión de permisos de puestos en mercadillos", refiere Hernández. No obstante el PP ha mantenido las políticas de vivienda y educación, y también las subvenciones. De hecho las ha normalizado en el caso de la federación Maranatha de asociaciones del propagado culto evangelista (formalizada durante el gobierno popular, recibió 16 millones en 1998; la FAGA, 43). Su representante, Arturo Jiménez es contundente: "Este gobierno ha favorecido el progreso gitano y nos ha escuchado". Por esto, Maranatha aconseja a los feligreses el voto al PP. Además, los populares han presentado por vez primera en la Comunidad Valenciana, a un gitano en las listas a Cortes, en el número 24. Se trata de Manuel Bustamante, coordinador de minorías étnicas de la Generalitat. Hay más gitanos candidatos, pero en listas municipales. También por el PP, Juan Fernández y Ramón Saavedra, en Elche y Elda, respectivamente. Y en San Juan, en cuarto lugar y por EUPV, Elisenda Cortés, de 20 años, algo importante para una comunidad en la que muchas mujeres aún votan a quien indica el marido. La creación de un posible partido gitano, ni se plantea.

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