El Málaga alcanza la gloria

El Málaga ya está otra vez en Primera División. El ascenso estaba cantado desde varias jornadas atrás pero no se hizo matemático hasta ayer, en un partido que la afición había esperado con ansiedad y que revistió de un ambiente excepcional.El Albacete se negó a jugar el papel de convidado de piedra y lo dejó claro muy prontito. Se adelantó en el marcador en la primera jugada del partido. Jesús metió un pelotazo cruzado en el área ante el que Bravo se confío y permitió que Luque alcanzara el balón y se quedara sólo ante Rafa.

La Rosaleda contuvo la respiración. La ciudad estaba preparada para la fiesta, y el equipo de Julián Rubio parecía dispuesto a aguarla. Durante los primeros minutos, el Albacete presionó al Málaga muy arriba. Con las línea de pase a las bandas totalmente tapadas, Sandro y Movilla no tenían más remedio que retener el balón en sus pies.

La reacción vino en un detalle de coraje y calidad de Bravo, uno de los tres malagueños del equipo. Se había tragado el gol del Albacete, así que quiso resarcirse y pidió a Sandro que le dejara lanzar una falta desde el borde del área. Su ajustado disparo enderezó el rumbo.

El Málaga siguió entonces el camino que le ha llevado a la Primera División tres jornadas antes del final de la liga. Es decir, presionó la salida de su rival y trató de mover el balón con velocidad desde los costados. Y en dos pases a las bandas llegaron los otros dos goles. Edgar y Agostinho reciben, esprintan y se plantan sólos ante el portero. Aún encontró oportunidades para golear a un rival que ya no ofrecía más resistencia. El Málaga se veía sobrado e hizo del segundo tiempo un trámite que al público se le hizo larguísimo. El segundo gol del Albacete en otro despiste defensivo no inquietó demasiado los ánimos.

El equipo de Peiró trató de asegurar el control del balón a costa de enfriar el ambiente. Sólo en los 10 últimos minutos pisó de nuevo el acelerador. Rufetre pudo marcar dos veces, pero se empeñó en que lo hiciera Catanha, el pichichi de Segunda. Y en el último minuto Pablo Guede, el héroe de la fase de ascenso a Segunda hace sólo un año, tuvo también el gol en sus pies, pero tras deshacerse de tres defensas lanzó el balón fuera.

Ahora el Málaga se puede permitir el lujo de elegir su acompañante a Primera: Sus dos últimos partidos los jugará contra Toledo y Sevilla.