El Zaragoza goleó al Villarreal con la cabeza

El Zaragoza goléo con la cabeza. No sólo marcó los cuatro tantos en remates con la testa, sino que tuvo la frialdad de entender un partido que se había iniciado trabado y sin espacios para jugar por los extremos y abrir el cerrojo castellonense. Le bastó con recuperar esencias tan antiguas como poco aplicadas en el fútbol actual: juego por los extremos y centros al punto de penalti para los delanteros centro.Rojo puso la primera piedra de este sistema al alinear a dos hombres gol a la antigua usanza: Milosevic y Yordi. Kily y Gustavo, que afrontaban lo que se presume último partido como zaragocistas, hicieron el resto. Rompieron el sistema defensivo del Villarreal, ensancharon el campo, profundizaron hasta la línea de córner y sirvieron una vez tras otra centros al punto de penalti que acabaron dando sus frutos. Irulegui se la tuvo que jugar tras el descanso. Incluyó a Moisés para darle mayor profundidad a su equipo, pero la salida de Alberto descompuso el medio campo. Recuperada la capacidad de distribución, con tiempo suficiente para pensar en la medular, el Zaragoza resultó imparable. Bastó un minuto para que de nuevo los argentinos hilvanaran otra jugada que esta vez Kily sirvió a Milosevic.