QUIEREN QUE LENIN SE MUDE
La memoria de Lenin sigue presente en la nueva Rusia y, sobre todo, en su corazón político e histórico: la plaza Roja de Moscú. Allí se encuentra expuesto a la veneración o la curiosidad el cadáver momificado del fundador del Estado soviético. En las inmediaciones, incluida la muralla del Kremlin, están, además, las tumbas de otros destacados revolucionarios y dirigentes de la URSS, desde el sucesor de Lenin, Iosif Stalin, al fundador de la Cheka (policía política antecedente del KGB), Félix Dzerzhinski, o el periodista y escritor norteamericano John Reed, autor de la crónica de la revolución Diez días que estremecieron al mundo. En los últimos años ha habido conatos, alguno de ellos del presidente Borís Yeltsin, de retirar el cuerpo de Lenin para enterrarlo junto a su familia en San Petersburgo, pero la Duma (Cámara baja del Parlamento), dominada por los comunistas y sus aliados, se ha opuesto ferozmente. Ahora, es el patriarca ortodoxo ruso, Alejo II, el que vuelve a remover esa cuestión. En un acto celebrado ayer en la catedral de la Asunción del Kremlin, en memoria de los santos Cirilo y Metodio, evangelizadores en las tierras eslavas, el patriarca ha pedido que se desplacen a otro lugar más adecuado todas esas tumbas. En su opinión, "es inmoral que la plaza principal de Rusia sea un cementerio". También le parece vergonzoso que el lugar sea escenario de conciertos multitudinarios. Su petición es que se haga lo preciso "para evitar la división de la sociedad en esta cuestión", pero, tal y como están las cosas, buscar a los muertos de la plaza Roja nueva residencia supondría, probablemente, reabrir viejas heridas.- ,
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