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Le Pen gana la batalla por el uso del nombre Frente Nacional

El político ultraderechista francés Jean-Marie Le Pen cantó ayer victoria en la batalla cainita por la propiedad de las siglas del Frente Nacional (FN) y del dinero de las subvenciones oficiales, más de mil millones de pesetas, que venía librando con su escindido lugarteniente Bruno Mégret. El Tribunal de Gran Instancia de la capital francesa declaró nulo el congreso de Marignane celebrado los días 23 y 24 de enero pasado en el que los escindidos nombraron a Bruno Mégret presidente del Frente Nacional-Movimiento Nacional.Gracias a esa justicia a la que denigra constantemente, el viejo líder del FN recuperó así el trono de legítimo "guardián de la llama sagrada" de la ultraderecha francesa, aunque todavía está por ver si conseguirá imponerse electoralmente a la facción megretista.

Después de un largo silencio, roto ocasionalmente para expresar su adhesión a Slobodan Milosevic, el jefe del FN pareció recuperar ayer su estado de forma. Como casi siempre cuando se considera en estado de gracia, Le Pen reaccionó ante el fallo del tribunal combinando los insultos con las amenazas, dirigidas esta vez a su primer enemigo interno, el "traidor", "impostor" y "estafador" Bruno Mégret. "Ahora sólo tienen derecho a llorar y a lamentarse por una traición que les ha privado de los puestos principales que ocupan en el Frente Nacional", dijo, tras anunciar que va a pasar a la acción "lanzando una ola de denuncias judiciales" contra el sector escindido.

Victoria "pírrica"

Con todo, la decisión judicial, ejecutiva en la medida en que un eventual recurso no posee efectos suspensivos, está lejos de haber provocado en las filas megretistas el "llanto y crujir de dientes" más o menos invocado por Le Pen. El grupo de Mégret, que pasará a llamarse simplemente Movimiento Nacional, reaccionó subrayando que "la guerra está lejos de haber terminado" y emplazando a Jean-Marie Le Pen a contar los votos en las próximas elecciones europeas. De paso, Bruno Mégret caracterizó al viejo líder del Frente Nacional como un "espantapájaros" y dijo que el fallo judicial es una victoria "pírrica". Después arremetió contra el fallo judicial, que "prueba el interés político del sistema en apoyar a una alternativa débil y en avalar la gestión dictatorial del FN". Ninguno de ellos tiene, sin embargo, razones para prometérselas muy felices. Las encuestas muestran que la escisión ha debilitado a los dos sectores y que la ciudadanía cada vez comparte menos la obsesión por la seguridad, la inmigración y el resto de los problemas reales o imaginados aventada por la extrema derecha. Algunos analistas anuncian incluso el final del ciclo marcado por la "irresistible ascensión" ultraderechista.

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