Canal + disecciona la moda en la serie documental 'Modelos al desnudo'
El fotógrafo británico David Bailey realiza en la serie documental Modelos al desnudo, que Canal + estrena esta tarde (15.37), un minucioso retrato de una profesión que ha adquirido enorme relevancia social entre millones de adolescentes. El autor emplea un tono confidencial para diseccionar este multimillonario negocio y para desmitificar un trabajo con algunas grandezas y muchas miserias. Dinero, fama, sexo, drogas y anorexia son algunos de los temas que abordará la serie, de tres capítulos de una hora de duración cada uno.
Utilizando la credibilidad que otorga el tono confidencial de la narración en primera persona, David Bailey desmenuza en Modelos al desnudo un mundo que conoce en profundidad desde hace 40 años. Con esta serie, producción de 1998 del británico Channel 4 y que Canal + estrena hoy y continuará emitiendo los días 11 y 18, Bailey muestra al público las honduras de una profesión conocida sólo en su superficie y que, sin embargo, en esta década ha conseguido tener tanto impacto social como la política o el cine.Son sus amigas Kate Moss, Lauren Hutton, Naomi Campbell, Cindy Crawford, Imán o Anjelica Huston quienes le confían los pormenores de su trabajo, para analizar desde sus casos particulares la profesión en general. Son las mujeres más hermosas del planeta o, al menos, las que las industrias de la moda y la publicidad han elegido como tales, las que confiesan a Bailey las razones por las que no les gustaría que sus hijas siguieran sus pasos profesionales, las que hablan de vivir en permanente estado de embriaguez o las que cuentan cómo se quitan de encima a tantos heterosexuales llegados al negocio de las agencias de modelos con el único afán de acostarse con ellas. "¡Qué mala suerte si mi hija quisiera ser modelo!", dice Amber Valleta, quien, como la mayoría, comenzó a los 14 años con el consentimiento familiar.
La serie, que combina una estética de banal y preciosista revista de moda con contenidos de reportaje de denuncia social, arranca desde lo insustancial y se convierte poco a poco en un bisturí que disecciona el negocio y muestra los intestinos de una industria multimillonaria. Dos cámaras que filman simultáneamente la misma escena y un montaje que alterna planos a ritmo de videoclip sirven de soporte técnico para narrar cómo se recluta a menores en míseros suburbios de grandes ciudades. Guguletu, en los arrabales de Ciudad del Cabo (Suráfrica), es uno de esos lugares elegidos para fichar modelos, y una niña de 15 años, la candidata perfecta. "En un año puede ser una top model", dice el cazatalentos, orgulloso de un hallazgo con el que hará negocio.
A lo largo de los tres capítulos, Baily y sus amigas hablan de sexo, de drogas y hasta de rock and roll. Juzgan los cánones estéticos actuales y, en definitiva, hablan de los valores de un estilo de vida que prima el físico sobre todas las cosas. Dice la consagrada Christy Turlington: "Éste es un negocio extraño... Es extraño que la gente se lucre utilizando mujeres".
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