"El Enano" que mantuvo firme a su ejército

En España no había hasta ayer un narcotraficante más importante que José Gomes P.C., nacido en el pueblo de Benquerança (Portugal) hace 51 años y con antecedentes policiales en España desde hace 23. Ésa es al menos la impresión de la policía tras seguir varios meses la pista de este hombre a quien hace muchos años se le conocía como El Francés y ahora como El Enano.

Jamás se encontraron los policías de la Brigada de Estupefacientes un ejército tan bien estructurado como el de este portugués que habla perfectamente el español y vive a caballo entre un inmenso chalé en Marbella y un piso de lujo en la urbanización madrileña de Las Rozas. Ha sido precisamente en este piso de Las Rozas donde se le intervino documentos de contabilidad relacionados con las actividades del grupo.

"No nos estábamos enfrentando a un aficionado cualquiera. Eso lo supimos desde el primer momento. Tenía un dispositivo de contravigilancia perfectamente montado. Cuando quisimos acceder a la nave de Alcalá donde llegó la mayor cantidad de alijo nos encontramos con que había colocado a siete de sus hombres vigilando el edificio", declaró un agente. "Además", continúa, "se preocupó de que la gente que se dedicara al traslado y seguridad de la mercancía no tuviese nada que ver con los que blanqueaban el dinero. Sólo él controlaba todos los ángulos de la operación. Y sólo él tenía hilo directo con el capo turco Urfi Ceinkaya".

Pero según se desprende de las bolsas de alijo recibidas, sus relaciones no sólo se circunscribían al ámbito turco. Las bolsas del cartel de Ceinkaya venían todas con un lazo azul. Pero había otras claramente distintas, algunas con el logotipo de una compañía de hamburguesas cuya procedencia investigan aún la Brigada de Estupefacientes.

Broncas a los suyos

"No es ningún patán. Es un tío muy curtido y tenía a su gente a raya. Nosotros le vimos más de una vez desde lejos echarle unas broncas tremendas a los suyos", declara otro agente de los que le detuvieron. Por eso, ni se puso nervioso ni tembló cuando le arrestaron. Tampoco era la primera vez que se veía esposado. Los agentes recuerdan que este hombre empezó trabajando con redes clandestinas de coches de lujo importados. De sus viejas correrías le quedan, por una parte, la orden de ingreso en prisión con fines de extradición que abrió contra él la Audiencia Nacional, y por otra, los contactos que hizo en la cárcel. "Ahí fue donde reclutó a buena parte de su banda", recuerda un funcionario de Interior.

La policía controlaba desde enero los teléfonos de cada uno, las matrículas de sus coches, la dirección de sus domicilios... Pero dos días antes de la operación, El Enano convoca a su gente, les da un teléfono móvil a cada uno distinto al que tenían y les hace cambiar a todos de coche. Por supuesto, todos los automóviles eran de lujo y con asientos de cuero. El de El Enano era un Audi 8 plateado de matrícula alemana, que aún conserva una ramita de romero en los ventiladores del aire acondicionado.

Después de las conversaciones interceptadas por los agentes se desprende que se llevaba un porcentaje del 50% en cada kilo de heroína que colocaba en el mercado español, o lo que es lo mismo: un millón de pesetas por kilo.

"Se han incautado 319 kilos de heroína; eche usted la cuenta de lo que podía ganar este hombre", señala un policía.

"Ahora se debe de estar preguntando cómo lo hemos trincado, cómo nos hemos enterado de todo esto". O en otras palabras: quién le ha vendido.