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FÚTBOL 30ª jornada de Liga

El fruto del estropicio

El Athletic vence al Tenerife en un partido hueco de argumentos

Sería la ambición, que no la insistencia (el Athletic tiró cuatro veces a gol); sería la ineficiencia del Tenerife convertido en una colección de ilustres desvencijados; sería la fortuna, un valor incalculable cuando se carece de argumentos. Lo cierto fue que el Athletic ganó pasando por encima de sí mismo, sacando rendimiento al particular estropicio del fútbol que viene ejercitando desde ahce algunos meses y al amparo de un rival tan inofensivo que discute el sueldo de los defensores contrarios. Actitud les sobró a los dos equipos, pero entre ambos escribieron una página imborrable en San Mamés: la primera parte del partido fue un monumento al nihilismo, a la abstracción, al absurdo. Alguien, en su sano juicio, debiera haber determinado la devolución del precio de las entradas a los espectadores que lo solicitaran. Voluntarios no hubieran faltado.

ATHLETIC 2

TENERIFE 0Athletic: Imanol Etxeberria; Lacruz, Roberto Rios (Nagore, m. 45), Patxi Ferreira, Felipe; Urrutia (Javi González, m. 45), Alkiza; Carlos García, Guerrero, Ezquerro (Lasa, m. 85); Urzaiz. Tenerife: Unzué; Dani, Julio Llorente, Ballesteros, Javi López; Jokanovic, Emerson; Chano (Pier, m. 72), Mista (Pinilla, m. 53), Slovak (Basavilbaso, m. 78); Makaay. Goles: 1-0. M. 65. Ezquerro aprovecha un cabezazo hacia atrás de Urzaiz para plantarse ante Unzué y batirle por bajo. 2-0. M. 95. Urzaiz transforma un penalty cometido sobre él mismo. Árbitro: Bueno Grimal, del colegio aragonés. Expulsó por doble amonestación a Javi López y Ballesteros y amonestó a los tiñerfeñistas Dani, Chano y Emerson y a los rojiblancos Lacruz y Carlos García. San Mamés. Unos 35.000 espectadores.

El Athletic no tiene un sola idea que aportar al fútbol y padece un síndrome de rutina que es capaz de rehabilitar a un rival tan poco dotado como el Tenerife. Luis Fernández ayudó al tedio incurriendo una vez más en defectos habituales: la pasión por un Alkiza desafortunado, la obsesión por condenar a Carlos García a la banda derecha. La consecuencia fue la habitual: Guerrero y Urzaiz se quedaron sin referentes. Y entonces no hay juego, no hay remate, no hay gol.

Ni Tenerife ni Athletic dispararon una sola vez a la portería en 65 minutos. El gol de Ezquerro fue sintomático. un cabezazo enloquecido de Lacruz, otro de Urzaiz a donde fuera y Ezquerro -zascandil cual habitúa- que aparece en el lugar oportuno para librar un mano a mano con Unzué. El segundo gol fue anecdótico: de penalti, en el descuento y casi atrapado por el guardameta. Entre medio un disparo de Guerrero al travesaño y unzapatazo de Makaay en un libre directo que despejó sin apuros Etxeberria. Todo fue absurdo, menos los goles; todo fue mínimo menos la actitud; todo fue un culto a la pobreza. La de un equipo sin ideas ni juego (el Athletic) y otro que ha asumido su condena (el Tenerife)

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