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Más filfa

JUANJO GARCÍA DEL MORAL La filfa parece haberse instalado entre nosotros en esta primavera electoral. Estamos condenados a convivir con ella los dos próximos meses. La filfa aparece de forma regular. Habitualmente coincide con los periodos electorales. Se manifiesta de diversas maneras, pero últimamente lo más habitual es que se nos presente en forma de convenio. Los convenios-filfa de estas épocas preelectorales son siempre muy parecidos: se refieren casi siempre a grandes proyectos de infraestructuras; son presentados con gran aparato propagandístico; los firman importantes personajes de la vida política, normalmente con responsabilidades de gobierno; suelen ser grandilocuentes a la vez que inconcretos -cuando no vacíos- y rara vez mencionan la financiación necesaria para su puesta en marcha. Suelen ser, en definitiva, lo que se llama papel mojado. La semana pasada ya les hablaba de uno de estos convenios, el del Parque Central de Valencia, ese gran proyecto que va ya por su enésima firma sin que ello haya supuesto avance alguno para su plasmación y que se ha convertido en un socorrido recurso en épocas preelectorales, casi un clásico de los convenios-filfa. Hoy les traigo dos más. El primero lo firmaron hace unos días la alcaldesa de Valencia y presidenta de la Federación Española de Municipios, Rita Barberá, y el ministro de Trabajo, Manuel Pimentel. El objeto del convenio es el fomento del empleo en los municipios, pero en los tres folios llenos de buenas palabras de que consta el documento no aparece mención alguna al dinero que se destina a la loable finalidad. Pura filfa. El segundo lo firmarán hoy los presidentes autonómicos valenciano, madrileño y castellano-manchego y se refiere a la construcción del AVE entre Valencia y Madrid. Este es un caso de libro, un claro ejemplo de los objetivos que persigue todo convenio-filfa. Porque este llega cuando aún está calentito el anterior, firmado el pasado otoño, también con importante despliegue propagandístico. Sin que hayan trascendido los efectos de aquel acuerdo, ahora se reedita, sin apenas variaciones -sólo cambia uno de los actores-, por si acaso el personal se había olvidado de lo que entonces se prometió.

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