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El Central celebra un ciclo sobre los últimos trabajos en música magrebí

Margot Molina

Desde el tradicional sonido de la daqqa (tamborileo en árabe), hasta hasta los nuevos ritmos que no dudan en enriquecerse con préstamos del rock, funk o jazz, el ciclo de música magrebí; que ofrecerá el teatro Central de Sevilla desde el día 15 hasta el 17, reunirá lo más representativo de la música del Magreb. El grupo La Daqqa de Marraquech, una formación con percusión polirrítmica y canto coral, abrirá el ciclo el próximo jueves con un ejemplo de música popular y tradicional que se ha mantenido pura, sin mestizajes. El-Hadj Abdeslam, líder del grupo, procede de la familia con mayor tradición en la fiesta de la daqqa en Marraquech. Este tamborileo, que sólo interpretan los hombres, nació con la celebración de la fiesta de Achoura, un día del año en el que los tambores recuerdan a los creyentes musulmanes que tienen el deber de dar limosna a los pobres. Formar parte de una daqqa es algo tan generalizado y socialmente aceptado que los padres regalan a sus hijos ta"rija -un pequeño tambor de barro- para que practiquen hasta el día en el que puedan entrar a formar parte de uno de estos grupos, en los que también tocan el pandero y los crótalos. Pop euromestizo La nota más novedosa la pondrá Gnawa Diffussion, un grupo integrado por jóvenes de origen magrebí nacidos en Francia que actuará el día 16 y hace lo que ellos llaman "pop euromestizo". Los gnawa son los descendientes de esclavos centroafricanos de los árabes. Los siete componentes de esta banda, que se formó en 1992 durante la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona, sintetizan los ritmos africano y occidentales. Tradición y modernidad se confunden en sus temas. Las letras, especialmente las de Algería, su primer disco compacto, combinan poesía y mucho humor para dar su visión rebelde del mundo. En un barrio parisino de emigrantes nació la Orquesta Nacional de Barbés, un grupo liderado por el violonchelista Youcef Bokella que reúne a diez músicos magrebíes y franceses. El resultado es una mezcla de composiciones profanas y sagradas que ellos interpretan mezclando instrumentos de distintas culturas. Los sonidos tradicionales gnawa se enriquecen en sus temas con aportaciones del funk. El ciclo se completa con el grupo Nass Marrakech que, como Daqqa Marrakech pondrá el toque tradicional. Esta formación se dedica, desde 1991, a recuperar y ampliar las composiciones gnawa, desde la Edad Media hasta ahora. Miembros de Nazz Marrakech alargarán cada una de las veladas del ciclo con actuaciones en el bar del teatro Central después de cada uno de los tres conciertos. La formación interpretará temas de Sabil a Salaam, su último trabajo. La Consejería de Cultura repite con esta continuación de los conciertos la experiencia que inició con el jazz.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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