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RECOPA Partido de ida de semifinales

El Mallorca cumple su objetivo en Londres

El equipo de Cúper supo aguantar los arreones del Chelsea, que se topó con un magnífico Roa

Santiago Segurola

El Mallorca sacó en Stamford Bridge el máximo aprovechamiento de una escasísima cantidad de ocasiones. Tuvo una y la embocó. Un gol que le coloca en una posición envidiable para alcanzar la final de la Recopa. En cualquier otro equipo se podría hablar de casualidad o fortuna, pero en este caso se trata de una historia que se repite con frecuencia en la Liga española. Por lo tanto, el Mallorca fue fiel a sí mismo, a pesar de que su actuación resultó muy discreta. En lo táctico se ajustó punto por punto al ideario de su entrenador, pero su irrelevancia en el uso del balón le comprometió más de la cuenta.Las características del partido venían definidas por el trazo de los equipos, similares en muchos aspectos. Pero había una particularidad relacionada con la experiencia, con una especie de memoria que pesó en el desarrollo del juego. La dificultad para el Chelsea nacía de un cierto desconocimiento en la manera de producirse del Mallorca. En Inglaterra apenas hay referencias de un estilo tan controlado, tan pendiente del equilibrio táctico. Si algún equipo representa ese modelo, es precisamente el Chelsea. Desde el otro lado, el Mallorca se ha medido con muchos equipos como el Chelsea, porque así funciona el grueso de la Liga española. Esta superioridad en el conocimiento le resultó decisiva al Mallorca en el primer tiempo. No se movió ni un milímetro del guión: el sistema defensivo bien armado, casi impermeable, y el punto de mira puesto en alguna acción fulminante.

CHELSEA 1

REAL MALLORCA 1Chelsea: De Goey; Ferrer (Lambourde, m.80), Desailly, Leboeuf, Le Saux; Petrescu, Wise, Babayaro (Flo, m.46), Morris; Zola (Poyet, m.60) y Vialli. Mallorca: Roa; Olaizola, Marcelino, Siviero, Miquel Soler; Lauren, Engonga, Paunovic; Ibagaza (Carreras, m.62); Dani y Biagini (Soler, m.85). Goles: 0-1. M.31. Dani, a pase de Paunovic. 1-1. M.50. Marcelino depeja mal con la rodilla y Flo introduce el balón por la escuadra. Árbitro: Dick Jol (Holanda). Mostró tarjeta amarilla a Desailly. 32.500 espectadores en Stamford Bridge.Partido de ida de las semifinales de la Recopa.

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Para evitar cualquier inconveniente, sólo quedaba eliminar el el problema Zola. El juego de ataque del Chelsea está relacionado con la creatividad del liviano jugador italiano, cuyos recursos son bien conocidos, aunque pocas veces descifrados. Enredado entre los defensas del Mallorca, Zola sólo intervino en el primer tiempo para aprovecharse de dos errores: una pérdida de Ibagaza y otra de Paunovic.

Las dos jugadas no tuvieron consecuencia, pero ilustran sobre el perfil de este equipo hermético. El Chelsea lo comprobó en carne propia. Su prolongado ataque no le sirvió para otra que para comprobar el notable poder de resistencia del Mallorca, cuyo plan de ataque estaba dirigido a explotar las deficiencias de la defensa en línea del Chelsea. Hay una regla para desbordar la línea: un buen pase corrido y un buen desmaque entre los centrales eliminan a cuatro defensas de golpe. El concepto fue interpretado perfectamente por Paunovic y Dani, el pasador y el receptor. Fue una jugada sencilla, definida con elegancia por Dani, que le tiró un regate largo al portero y dejó la pelota en la red.

El Mallorca se encontró en un territorio conocido. En España se le valora por su habilidad para manejar esta clase de partidos y resultados. Y excepto en el arranque del segundo tiempo, lo hizo con la eficacia de costumbre. Vialli, que se concedió el puesto de titular, consideró que a su equipo le faltaban kilos y centímetros. No había conseguido desestabilizar al Mallorca desde el control y pretendió lograrlo a través de una dinámica más inglesa. Metió al gigantesco Flo para ayudar en el juego alto, muy profuso en la segunda parte. El cambio tuvo efectos inmediatos: un centro desde la derecha salió desviado hacia el interior del área, y allí se equivocó Marcelino, que entregó la pelota a Flo. Su remate resultó irremediable.

El Chelsea sintió momentaneamente la euforia del gol, de la misma manera que el Mallorca sufrió el efecto depresivo. Durante quince minutos, el Chelsea atacó con todas las baterías, un asedio que tuvo pendiente de un hilo al equipo español. A última hora siempre se encontró con la buena actuación de Roa, contundente para descolgar todos los centros y ágil para desviar los remates, algunos a quemarropa. Nunca la agarra, incluso en condiciones favorables.

Cúper interpretó que algunas partes de su equipo parecían demasiado blandas en un partido cada vez más belicoso. Retiró a Ibagaza, que pasó desapercibido, y metió a Carreras para bloquear a Petrescu en el costado derecho del Chelsea. Desde ese momento, el encuentro se recondujo hacia donde pretendía el técnico del Mallorca. Volvió la lucha sorda y comenzó a observarse un equilibrio que no le convenía nada al equipo inglés. La entrada de Poyet fue signo de las intenciones de Vialli. Más fútbol aéreo con la esperanza de enganchar algún cabezazo o cazar algún rebote. Pero los centrales no volvieron a cometer errores, ni se vieron demasiado exigidos. El Chelsea tenía bloqueadas las dos bandas y comenzó a caer en la desesperación , la peor noticia frente a un equipo de las características del Mallorca: todo control y orden. Y eficaz para aprovechar el valor de la estadística en el fútbol. Siempre hay una oportunidad, y conviene aprovecharla. Es lo que hicieron Paunovic y Dani en un gol de indiscutible valor para el partido de vuelta.

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