Hasta que duró Zidane
Giggs empata a última hora un partido que manejó el Juventus en el primer tiempo
Alrededor de Zidane y de un centro del campo que actuó con una firmeza marcial, la Juve estuvo a punto de reducir al Manchester a la categoría de equipo vulgar. Durante el primer tiempo, Old Trafford asistió con pesadumbre al hundimiento de los suyos. Desde un rincón del estadio, la hinchada de la Juve también se impuso a la inglesa, pero eso debe interpretarse como una consecuencia de los acontecimientos. No cabía el entusiasmo para una afición que veía a sus futbolistas como juveniles, sometidos a todos los quebrantos posibles. Pero el Manchester consiguió salir del descalabro a fuerza de voluntad, con un empuje muy británico que no encontró la resistencia adecuada en la Juve, cuyo nivel de excelencia quedó marcado por la actuación de Zidane, incontenible en el primer tiempo y muy decaído en el segundo, donde se certificó el grado de dependencia que tiene el equipo con respecto al astro francés.En una temporada dificilísima, interpretada desde muchas tribunas como el final de una época, el Juventus se levantó sobre sus cenizas en el momento preciso y en el lugar adecuado. O por lo menos, eso pareció durante medio trecho. En ese periodo, su partido tuvo una precisión matemática, más profesional que deslumbrante. Superó al Manchester en todos los aspectos básicos. En lo táctico, desactivó las dos principales vías de suministro del equipo inglés. Beckham y Giggs pasaron inadvertidos. Giggs, el más intermitente de los dos, apenas fue utilizado, un error considerable porque Mirkovic siempre dio impresión de debilidad. O al menos, le faltó la consistencia del resto del equipo. Beckham se encontró taponado por Pessotto y Di Livio, un jugador limitadísimo pero obediente. Le dijeron que debía auxiliar a Pessotto, y lo hizo a conciencia. Por algo le llaman Il soldatino.
MANCHESTER 1
JUVENTUS 1Manchester: Schmeichel; G. Neville, Berg (Johnsen, m.46), Stam, Irwin; Beckham, Keane, Scholes, Giggs; Yorke (Sheringham, m.78) y Cole. Juventus: Peruzzi; Mirkovic, Montero (Ferrara, m. 67), Iuliano, Pessotto; Conte, Davids, Deschamps, Di Livio (Tacchinardi, m. 76); Zidane e Inzaghi (Esnáider, m.86). Goles: 0-1. M. 24. Davids mete un pase interior a Conte, que bate a Schmeichel con la izquierda. 1-1. M. 90. Giggs, tras un rechace. Árbitro: Díaz Vega (España). Amarilla a Mirkovic (no jugará la vuelta). Ida de las semifinales de la Liga de Campeones. Lleno en Old Trafford.
Beckham, frustrado durante toda la noche, pretendió buscarse la vida en lugares más interiores, pero esa decisión resultó fatal para su equipo. El Manchester se encontró atascado, con una sobreabundancia de jugadores en espacios reducidos. Para la defensa de la Juve fue una noticia estupenda. Sin amenazas por los costados, con tres y cuatro rivales de espalda a la portería de Pessotto, los defensas italianos tiraron de oficio para evitarse problemas.
El partido se decidió en el centro del campo, especialmente en el primer tiempo. Y en este capítulo, Zidane resultó fundamental. Limitado en su condición física, el espléndido jugador francés se vio obligado a actuar con un potente vendaje en la rodilla derecha. Su presencia se explicaba por el estado de necesidad de la Juve, descolgada en la Liga italiana y muy afectada por la ausencia de Del Piero.
Sin Zidane, la faltaría el único faro capaz de convertir a un equipo laborioso en un equipo temible. Zidane permite ese salto de calidad. En Old Trafford dio un curso en el enganche, siempre desde esa naturalidad que le hace sospechoso a los ojos de algunos críticos. No le hacen falta excesos en el estilo, porque en sus formas austeras se esconde el verdadero conocimiento del juego. Un fútbol sencillo, de descargas a los lugares convenientes, de paredes, de búsqueda a partir de la paciencia, de un repertorio que interpretó a la perfección durante el primer tiempo. Luego, pagó sus problemas físicos y se disolvió.
El Manchester igualó de manera ardorosa. Algunas acciones atropelladas y un remate espectacular de Keane en los últimos momentos del encuentro -el derechazo entró por la escuadra, pero Sheringham desvió de forma absurda el balón en fuera de juego-, alertaron de que la Juve parecía definitivamente vulnerable, sin reservas físicas y sin la firmeza que le había caracterizado durante el primer tiempo. No fue casualidad que en el penúltimo arrebato inglés, Giggs se aprovechara de un rechace para empatar. Old Trafford vibró por fin.
Pero mientras Zidane ejerció su magisterio, el Manchester apenas opuso resistencia. La Juve utilizó la pelota como primer instrumento de autoridad. Frente a la tendencia italiana de convertir el fútbol en un asunto de dos áreas, es decir, de una inclinación por lo directo, la Juve jugó el balón con criterio y pases cortos. Como expresión quedó el gol, que se inició con Zidane en la izquierda. Cortó hacia adentro y encontró a Davids, que buscó la llegada en diagonal de Conte. Su aparición sorprendió a los defensas ingleses, como sucedió con frecuencia en la primera parte. Conte cruzó con precisión su remate y puso en el marcador la diferencia establecida en el juego.
No había sitio para el Manchester, cuya mayor cualidad fue sobreponerse al duro castigo que había recibido. Lo hizo con entereza, con el arrojo que se supone en los equipos ingleses y ante el desplome final de la Juve, dependiente de Zidane. Y a Zidane sólo le dio para un tiempo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.