Los rifirrafes de una separación matrimonial destapan un miniarsenal ilegal en Castilblanco de los Arroyos
No sirvió de nada mostrarse civilizado y entregar varias armas a la Guardia Civil en los hervores de un traumático proceso de separación matrimonial. La Guardia Civil de Castilblanco de los Arroyos recibió al tiempo las tres escopetas de caza, dos carabinas del 22, un rifle del 44 y un revólver -entregados para evitar males mayores en una "disputa familiar" relacionada con la propiedad de un piso- y la denuncia de que el hombre que poseía este miniarsenal tenía varias armas más y miles de proyectiles en la caja fuerte de su casa. La gran diferencia es que las armas de fuego entregadas voluntariamente eran legales en adquisición y posesión y las que se quedó en casa no tenían papeles. La separación de los padres también escindió a la familia y parte de esta -los agrupados en torno a la madre- no perdieron ni un minuto en destapar los cuatro revólveres, dos carabinas de balines (una trucada para disparar balas del 22), una pistola Astra del 9 largo cromada, otra de gas, un revólver que se podía esconder mejor que un mechero en la palma de la mano de fabricación estadounidense y una pistola de las antiguas, de las de martillo, fulminante y pólvora negra y más de 5.000 proyectiles. La mayoría adquiridas en EE UU, a donde viajaba frecuentemente por cuestiones de salud. A la separación se le ha sumado al propietario de este pequeño arsenal la denuncia de la Guardia Civil por tenencia y depósito ilícito de armas. Nadie sabrá nunca si alguna hubiera llegado a ser disparada, pero en la Guardia Civil se cree que se ha podido prevenir algo mucho más grave.
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