TVE ultima 'Vidas paralelas', una galería de personajes arquetípicos
Pequeñas cámaras digitales de televisión han seguido a un metro de distancia y durante dos meses a personajes arquetípicos de diferentes comunidades para retratar su vida cotidiana. El resultado -la serie de TVE Vidas paralelas- no es un reportaje al estilo tradicional, sino un documental dramatizado, una ficción con planteamiento, nudo y desenlace. En esta producción, que inaugura el género de lo que los anglosajones han bautizado como docu-soap, los conflictos reales adoptan la forma de un serial.
Vidas paralelas retrata en 13 capítulos de 50 minutos de duración cada uno los avatares diarios de un grupo de ciudadanos españoles. Las cámaras han seguido a una pareja de la tercera edad que participa en un concurso de baile, a un orondo vasco afecto de obesidad y a un equipo de bomberos, entre otros. Todas estas historias, independientes entre sí, están unidas por el hecho de compartir un tiempo determinado: la España de finales de siglo. Ésta es la principal diferencia respecto a la mayoría de los docu-soaps británicos, cuyas historias se desarrollan en un mismo ámbito físico (un crucero, un aeropuerto, una autoescuela, un cuartel de policía local...). Bellvitge, la primera docuserie española, producida por TV-3, transcurre precisamente en un hospital.Todos los personajes de Vidas paralelas tienen ante sí un conflicto que han de resolver. "El público asistirá al espectáculo de la realidad. Verán cómo la gente se casa, busca trabajo o novio", dicen sus responsables, mientras insisten en que en estos documentales dramatizados no hay figuración, ni actores, ni situaciones trucadas o provocadas. Tampoco han querido alterar la realidad con cambios de iluminación o sonido, y han huido de cualquier interferencia artificiosa. "Nadie va pagado. Los protagonistas son personajes de la calle captados en su entorno", asegura Enric Lloveras, responsable de Talent, la productora que ha llevado a cabo el proyecto.
Para la grabación, siete equipos de tres personas ha seguido "con discreción" a los ciudadanos seleccionados para la serie. "Hemos utilizado medios técnicos de reducido tamaño", dice Lloveras, "para que las cámaras no fueran disuasorias". Vidas paralelas ha sido dirigida por Antoni Esteve, periodista curtido en los servicios informativos de TVE como corresponsal en Roma y París y adscrito hasta hace poco a Línea 900. Junto a Jaume Vilalta, ha sido el encargado de armar el programa, "de pensar la realidad en términos de suspense y dramatización". Ambos han generado expectación con elementos ajenos al documental puro.
Alrededor de 60 profesionales han colaborado en la docuserie. En cada uno de los casos se ha invertido entre tres y cinco semanas de grabación y por cada hora de emisión se han rodado alrededor de 50. La obra se estrenará en TVE-1 a mediados de abril. Lloveras recalca que el espectador "tendrá que aprender a ver un género distinto, que no es un informativo ni un documental ni una ficción" y cree que "exigirá paciencia hasta que se consolide".
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