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CICLISMO - COPA DEL MUNDO

El gran duelo Bartoli-Jalabert empieza en serio en la Milán-San Remo

Carlos Arribas

Llegó otra vez el momento de hablar en serio. Se terminaron los aperitivos. Ha llegado la Milán-San Remo, la classicissima que inaugura la Copa del Mundo de ciclismo. Una temporada más (y es la tercera de su cara a cara particular), Michele Bartoli, número uno del mundo, y Laurent Jalabert (dos), convertirán el escenario de las grandes clásicas de primavera, las carreras de un día sobre recorridos peculiares y bien conocidos desde hace decenios (el Poggio de San Remo, los muros de Flandes, el pavés de Roubaix, los repechos de Lieja...), en el decorado de su especial duelo. Rodeándolos, ambicionando su lugar, jóvenes con ganas y clase lucharán para ascender en la jerarquía: Davide Rebellin, Frank Vandenbroucke, Michael Boogerd, Stefano Garzelli... Si no llegan sprinters con fondo, como Eric Zabel los dos últimos años de la San Remo, para aplazar el veredicto. Ningún nombre español. Las clásicas no son de este mundo.Cuanto menos pinta el Poggio de San Remo (una colina de 162 metros de altura, a a cinco kilómetros de la meta, que se sube por una carretera sinuosa de 3,7 kilómetros) más se habla, con nostalgia, de su papel determinante en el resultado del Mundial de Primavera (otro sobrenombre de la Milán-San Remo, también conocida como La Primavera a secas). Como Bartoli y Jalabert, y también Vandenbroucke, Rebellin y Boogerd, son hombres de aceleración seca en subida, es preferible soñar con un gran momento espectacular de ataque incontenible basado en un golpe de pedal mágico -1989, Fignon; 1990, Bugno; 1991, Chiappucci; 1993, Fondriest; 1994, Furlan; 1995, Jalabert-, que en la incapacidad de nadie para destacar sobre los demás y en una victoria dirimida al sprint masivo.

Bartoli, el gran favorito de hoy (La2, 16.00), también logró despegar; fue en 1997, pero en el descenso lo cazaron. Quizás por eso, y para escándalo de sus tiffossi, haya dicho que para él ganar la San Remo es más una ambición que un sueño, que él sueña con las frías clásicas del Norte. Pero es la Primavera la única clásica en la que Jalabert le lleva ventaja (2-1 a su favor en la Lieja y 1-0 en la Vuelta a Flandes). Un pequeño detalle que habrá que arreglar.

11ª Copa del Mundo

La Copa del Mundo, un invento reciente para reestructurar el caótico calendario ciclista, alcanza su undécima temporada sin haber logrado aún forjarse una identidad ni convertirse en un objetivo en sí para los ciclistas del primer nivel. Bartoli ha ganado las dos últimas ediciones de la Copa del Mundo sin haberlo intentado. Su tremendo nivel y su ansia en las clásicas de primavera, las más importantes, le hicieron alcanzar una ventaja en la general imposible de salvar para sus rivales.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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