El Madrid llega a Kiev convencido de la victoria
Jugadores, técnicos y directivos están más preocupados por la central de Chernóbil y el frío de Ucrania que por el valor futbolístico del Dinamo
Como preparado para una guerra nuclear, como si fuera la campaña invernal de Napoleón, el Real Madrid aterrizó ayer en Kiev con más preocupación por los aspectos logísticos que por los meramente deportivos de su decisivo duelo con el Dinamo en la vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones. El preocupante 1-1 con que se saldó la ida parece un asunto de siglos ha, enterrado por dos victorias consecutivas en la Liga local (ante el Zaragoza y el Racing) y el nuevo espíritu que ha llegado aparejado con el cambio de técnico en el banquillo. Con John Toshack el grupo tristón de Guus Hiddink se ha convertido en un conjunto juvenil y animado, demasiado consciente y confiado en su superioridad sobre el campeón ucranio.
Así que se habla más de llevar bien cargadas las maletas de ropa de abrigo, vaselina para la cara y guantes para las manos como precaución ante los 10 grados bajo cero que se espera marquen los termómetros el miércoles a las 2045 en el estadio olímpico de Kiev que del valor deportivo del grupo de Lobanovski. También se habla más de la supuesta amenaza radioactiva de la reapertura de la central de Chernóbil, a apenas 90 kilómetros de la capital de Ucrania, y de las prevenciones impuestas por el médico del equipo Alfonso del Corral —nada de agua del grifo, ni hielo ni alimentos que salgan de la tierra, así que cocinero propio y materias primas nacionales— que del peligro que para la portería de Iligner pueda suponer la temible delantera Shevchenko-Rebrov. A tanto han llegado los comentarios la última semana que la embajada de Ucrania en Madrid ha hecho llegar mensajes al club del tipo "un poco de moderación señores, tampoco es para tanto". Toshack no dio ayer importancia a todo lo que rodea a este asunto e ironizó: "creía que era un lateral izquierdo del Dinamo de Kiev". En el mismo tono siguió: "No habrá problemas para limpiarse los dientes. Traemos Ardanza y Viña Todonia [marcas de vino] para ello".
Deportivamente hay una confianza ciega. Y más que en el antecedente aciago del Barcelona, goleado en Kiev la pasada temporada, se piensa en el del Juventus, que también cedió un 1-1 en su estadio antes de que Pippo Inzaghi se destapara en Ucrania liderando a su equipo hacia un 1-4 agobiante.
"Estamos en el buen camino para la octava", certificó con optimismo Pedja Mijatovic, uno de los que se reintegran a la competición. También Roberto Carlos, que con su actuación en El Sardinero se ha convertido en el estandarte del nuevo Madrid de Toshack, apuntaló la sensación de invencibilidad que envuelve a los jugadores blancos. Tanta que hasta Jarni llegó a decir que prefería el 1-1 de Chamartín que haber ganado por sólo 1-0. "Estamos mejor que hace unas semanas", afirmó el croata.
Estas buenas vibraciones se vieron reforzadas por las nuevas que llegaron de la enfermería. Exceptuando a Savio, todos los demás jugadores, incluido Karanka, están disponibles para jugar y se declaran, como Hierro, en el mejor momento de la temporada. A ello hay que añadir que tampoco hay sancionados — es el único advertido con una tarjeta amarilla—, con lo que por primera vez desde que dirige al Real Madrid en su nueva etapa Toshack tendrá que elegir en todas las líneas. Por lo visto en el último entrenamiento, ayer, antes de coger el avión a primeras horas de la tarde, el galés se inclina por una defensa de cuatro con Hierro e Iván Campo en el centro; un doble pivote Redondo-Sanchis por delante; una línea de tres con Seedorf-Mijatovic-Raúl, y Morientes como único punta-punta.
"No hay que dejarles armar el contraataque", advirtió Toshack. "No son tan limitados como parece. Aparte de Shevchenko y Rebrov tienen grandes jugadores".
Mientras tanto, el equipo de Kiev espera concentrado en su base del bosque, a unos 25 kilómetros de la capital, sometidos al estricto y severo régimen del viejo Valéri Lobanovski, el técnico de 70 años que inventó el fútbol. Por lo menos en Ucrania.
El presidente del Real Madrid, Lorenzo Sanz, y su vicepresidente Juan Onieva tenían previsto incorporarse más tarde a la concentración de su equipo, ya que participaban en Ginebra en una reunión de la FIFA con vistas a la creación de un torneo mundial de clubes.
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