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García-Valdecasas afirma que es objeto de una campaña de desprestigio

Julia García-Valdecasas, delegada del Gobierno en Cataluña, aseguró ayer ante los mandos de todas las fuerzas policiales que actúan en Cataluña que es el centro de una "campaña organizada" de desprestigio. García-Valdecasas se refería de esta manera, aunque sin citarla directamente, a la tormenta política suscitada por el hecho de que un policía de paisano desenfundara su pistola en una algarada con jóvenes radicales el pasado viernes en Cornellà (Baix Llobregat).

La delegada del Gobierno realizó esta afirmación durante su discurso oficial pronunciado en la toma de posesión del general mallorquín Jaime Fons Ferrer, que sustituye en el mando de la Guardia Civil en Cataluña al general Vicente Faustino Pellicer. En el capítulo de su discurso que hacía referencia a la viva polémica política suscitada estos días por los hechos de Cornellà y en la que algunos partidos han pedido su dimisión, en ningún momento García-Valdecasas llamó a las cosas por su nombre. Utilizando un gran implícito, la delegada sostuvo que la campaña de la que es objeto tiene como fin "magnificar hechos en los que intervienen las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, mientras se ignoran o relativizan hechos mucho más graves, y a veces de consecuencias irreparables, protagonizados por otros , simplemente porque políticamente no interesa." García-Valdecasas se refería con esta afirmación a la muerte de un joven que robó un coche en Sabadell (Vallès Occidental) y, tras una larga persecución, recibió un tiro por la espalda disparado por un policía local; y a un guardia urbano de Reus que, jugando a la ruleta rusa, hirió gravemente a un guarda jurado. La delegada del Gobierno formuló estas contundentes manifestaciones ante dos compañías de la Guardia Civil formadas en la explanada del macrocuartel de Sant Andreu de la Barca (Baix Llobregat), mientras en la tribuna de autoridades estaban, sin excepción, además de los jefes de la Guardia Civil, los responsables del Cuerpo Nacional de Policía, de los Mossos d"Esquadra y jefes de policías locales como la de Barcelona. Estas aseveraciones de la delegada no sentaron bien entre algunos jefes policiales, quienes calificaron de poco elegante que, por no asumir una acción desproporcionada -desenfundar y esgrimir una pistola-, se saquen a relucir casos de otras policías que nada tienen que ver con el incidente de Cornellà, protagonizado por un agente del Cuerpo Nacional de Policía. Frías relaciones En el acto de relevo de mandos de la Guardia Civil, además, se puso de relieve el frío momento por el que pasan las relaciones que mantiene Julia García-Valdecasas con su subordinado Francisco Arrebola, jefe superior del Cuerpo Nacional de Policía en Cataluña. Durante el tradicional vino de honor posterior al serio acto de toma de posesión del general Jaime Fons, la delegada del Gobierno y Francisco Arrebola mantuvieron en todo momento una prudente distancia; ambos pusieron un cuidado exquisito en no coincidir en alguno de los numerosos e informales corros. Los hechos de Cornellà vienen a sumarse a los que el pasado mes de enero tuvieron lugar en la Universidad Autónoma de Barcelona, cuando policías antidisturbios uniformados disolvieron una concentración de estudiantes que protestaban por la presencia del presidente José María Aznar en el recinto universitario.

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