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El campo debe exigir a la UE que financie proyectos concretos, según un experto

José María García Álvarez-Coque, catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia a quien la Consejería de Agricultura ha encargado el seguimiento de la Agenda 2000 y sus efectos sobre la agricultura valenciana, defiende que el campo de la Comunidad no perderá mucho con la reforma, "ya que es la región que menos recibe de Europa", y reivindica un cambio en el sistema de ayudas.

El campo de la Comunidad Valenciana percibe 20.000 millones de pesetas anuales de ayudas procedentes de la Unión Europea, lo que la convierte en la región que menos ayudas recibe por agricultor. "Podemos quejarnos de partida, pero eso tiene una lectura positiva y es que si percibes poco también eres menos vulnerable a la reducción. Si te rebajan el 20% te quedas en 16.000 millones. Era poco y sigue siendo poco, por lo que la Comunidad es menos vulnerable a los recortes", explicó Álvarez-Coque en unas declaraciones a EL PAÍS, en las que España recibe al año 800.000 millones. El catedrático añade, sin embargo, que la reforma no atacará el problema de fondo. "Puede haber un recorte con mejoras en la distribución en el gasto, pero es que este recorte sigue atado a los productos continentales, con lo que las posibilidades de redistribuir presupuesto de una forma equilibrada entre sectores, son más limitadas ahora que antes de la Agenda 2000", afirmó. Álvarez-Coque defiende un cambio en el enfoque de la política agraria: En lugar de apoyar sectores, a apoyar objetivos horizontales, como incorporación de jóvenes agricultores, mejoras en estructuras comerciales, en cooperativas, retirada de agricultores. "Históricamente en la Unión Europea se ha apoyado a los sectores continentales y eso es una rémora que sigue. Esa vinculación del gasto a estos sectores ha restado margen de maniobra para reasignar los fondos hacia el desarrollo rural, la política de estructuras. Si en lugar de hablar de gasto a sectores, que tiene sus días contados, y se hablase de ayuda a proyectos, lo normal es que agriculturas dinámicas, se llevarían más", afirmó. Álvarez-Coque añadió que más que una discriminación positiva de los productos mediterráneos, la Comunidad Valenciana debe reclamar una racionalización de la Política Agraria Comunitaria (PAC). "La Comunidad Valenciana puede reclamar con legitimidad un cambio de modelo de política agraria en la que se financien proyectos y se pida corresponsabilidad a los productores, que no sea una ayuda indiscriminada", señala el catedrático, que vaticina que las ayudas a los sectores tienen los días contados. "Estados Unidos ya ha cambiado esta política y lo recordará cuando se inicie la nueva ronda de negociaciones de la Organización Mundial de Comercio", señaló. Sin embargo, este no es el camino que se ha elegido en la Unión Europea. "El marco actual de recorte no favorece el cambio, pero deberá cambiar en el futuro", señaló Álvarez-Coque. "El agricultor no debe recibir el dinero de las subvenciones europeas como un subsidio, sino como pago por su función social. Por cultivar un producto ya le paga el mercado", señaló. Para Álvarez-Coque el actual sistema de ayudas de la Unión Europea "es una lotería por la que la región que tiene los números adecuados recibe más subvenciones". "Este sistema tiene que cambiar. No se puede sostener. Cuanto más se intente aguantar este modelo, mayor será el riesgo futuro de mayores recortes", señaló. Álvarez-Coque además, arguyó este cambio en la escasa legitimidad social de las ayudas que reciben los agricultores en estos momentos, ya que se paga para mantener los precios de un producto, pero no se ataca la base de los problemas que hacen que ese producto sea escasamente rentable. El proceso de negociación de la Política Agraria Comunitaria se ha visto entorepecido por el ambiente político de la Unión Euroepa. "Es el consejo de ministros de Agricultura el que lo decidirá rodo. Habría que darle más poder al Parlamento Europeo, y además no ha ayudado nada el que la Comisión Europea esté tan debilitada, porque si hubiera sido más fuerte no hubiera pie a tanto mercadeo entre los estados", en referencia a las numerosas negociaciones entre Francia y Alemania. Respecto a la postura del Gobierno español en las negociaciones, Álvarez-Coque afirmó que Loyola de Palacio "tiene un gran problema para mantener una posición coherente, porque cualquier incremento en un sector irá en detrimento de otro, ya que no hay un modelo de agricultura española", dijo.

Massot: "En la OMC nos van a crucificar"

Albert Massot, técnico de la Dirección General de Estudios del Parlamento Europeo y especialista en las repercusiones sobre la agricultura de la Agenda 2000, afirmó ayer que la reforma que se está estudiando estos días -y que hoy se retoma en el consejo de ministros de Agricultura- está muy lejos de los planteamientos de la Organización Mundial del Comercio (OMC). "El sistema de ayudas puede verse afectado seriamente por la próxima ronda de negociaciones de la OMC, ya que está muy lejos de lo que se planteó. Nos van a crucificar", afirmó Massot, que ofreció una conferencia invitado por la Real Sociedad Económica de Amigos del País. El libre mercado que se preconiza desde la OMC choca con las ayudas que se están pactando en Bruselas, y según Massot, la "tímida reforma de la Política Agraria Comunitaria" está lejos de las premisas de Estados Unidos y choca contra los acuerdos del GATT. Pero, además, también da la espalda a otro aspecto fundamental, y que además forma parte, teórica, de los objetivos de la reforma, la incorporación de los países del Este a la Unión. "La reforma debe satisfacer la exigencia financiera de Alemania [quiere reducir su aportación neta al presupuesto comunitario], la futura incorporación de los países del Este y la próxima ronda de la OMC. Eso es la cuadratura del círculo, imposible", sentenció. Si la reforma topa con estos inconvenientes, se debe en buena parte a los problemas internos de la UE. "Vivimos un momento de falta de ideas y de liderazgo", señaló Massot, que atribuyó al esfuerzo por conseguir la Unión Económica y Monetaria el desgaste. "Parece que los actuales dirigentes de la UE se han quedado sin ideas para otros objetivos", señaló. La ausencia de estas ideas y de un liderazgo claro -"Kohl, Miterrand, González, por citar algunos"- ha provocado el mercadeo que se está registrando en las diversas propuestas de financiación. Cuatro son las que se han puesto sobre la mesa y que a partir de hoy servirán de base para la negociación. La regresividad de las ayudas, fijando un techo de ayudas, la defienden, con matices diferentes, Francia y la Comisión. la remodulación de las subvenciones propuesta por Austria y la maximalista de Alemania de reducir las ayudas a todos los sectores. Todas suponen un ahorro para Alemania, pero en algunos casos claramente insuficiente para los 2.000 millones de euros que pretenden ahorrarse, según los rumores que corren por Bruselas. Si no se alcanzase esta cantidad, habría que tocar los fondos estructurales, lo que para muchos países, entre ellos España, es peor que tocar los fondos agrícolas. Lo peor, según los expertos, es que se elija la que se elija, no se modifica la estructura del gasto, con lo que el problema seguirá en el futuro. [El consejero de Agricultura, Salvador Ortells, propuso ayer a la ministra de Agricultura, Loyola de Palacio, una reforma de la política fiscal y de seguridad social, para tratar de compensar la disminución de las ayudas comunitarias para los agriculturoes valencianos. Ortells, que asistió en Madrid a la Conferencia Sectorial, reconoció ser consciente de la dificultad de las negociaciones en la UE, pero insistió en la necesaria defensa de la agricultura valenciana frente a los posibles recortes de hasta 2.000 millones de pesetas anuales en el sector de frutas y hortalizas

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