Los seis años dorados del balonmano español

Le ha costado al balonmano español entrar en el contexto internacional, pero desde hace seis años los equipos españoles se han convertido en los auténticos dominadores de las competiciones continentales. Incluso la selección, que siempre pecó de irregular, ha adquirido la solidez suficiente para colocarse con asiduidad en el podio de los Campeonatos de Europa y los Juegos Olímpicos.La guinda de este gran pastel ha llegado este año, en el que los equipos españoles han copado seis de las ocho plazas de semifinales de las distintas competiciones europeas. En una de estas competiciones la final será absolutamente española: la Recopa (Ademar León-Caja Cantabria). En las otras tres, un equipo español disputará la final: el Barcelona en la Copa de Europa, el Valladolid en la Copa EHF, y el Ciudad Real en la Copa de las Ciudades (City Cup).

Un éxito con un solo precedente. En la temporada 1994-1995, tres equipos españoles ganaron la Copa de Europa (Elgorriaga), la Recopa (Barça) y la Copa EHF (Granollers), y otro, el Cadagua, disputó la final de la City Cup. Fue un hecho atípico, que marcó un hito en el balonmano mundial.

Pero lo cierto es que desde los cambios políticos en los países del Este, se ha producido una explosión del balonmano español y el alemán que ha convertido a estos dos países en los claros dominadores continentales. En los últimos seis años, o sea desde la temporada 1993-1994, sólo una victoria del noruego Dramen en la City Cup ha logrado romper el predominio europeo hispano-alemán.

Los equipos españoles han ganado 12 títulos de los 20 posibles (a la espera de lo que ocurra este año), y los alemanes otros siete. La diferencia está en la calidad: mientras que todos los campeonatos que se anotaron los españoles fueron de la Copa de Europa, la Recopa y la Copa de la EHF, los alemanes debieron conformarse con un título de la Recopa (Lemgo, en 1996), dos de la EHF (Flensburg y Kiel en 1997 y 1998, respectivamente) y cuatro de la City Cup, la competición más devaluada.

La cuestión es que el balonmano europeo ha sufrido un cambio sustancial desde 1990. La apertura de los países del Este provocó la caída de la mayor parte de los grandes equipos de la esfera soviética (Minsk, ZSKA Moscú, Steaua Bucarest, Gdansk, Dukla Praga, Metaloplástica) y sus jugadores emigraron a las ligas que mejor pagaban. España y Alemania fueron las grandes beneficiarias. Y la huida de aquellos grandes jugadores no sólo provocó el debilitamiento de sus equipos de origen, sino que produjo una escuela gratuita de balonmano para españoles y alemanes. Ellos fueron los grandes maestros de las estrellas actuales que nutren la selección española y que están marcando una época dorada del balonmano español.

Hombres como Vujovic, Portner, Iakimovic, Buligan, Chepkin, Kiselev, Duisheváev y tantos otros han aportado títulos y calidad. El mérito principal de los técnicos y los jugadores españoles ha sido saber sacar provecho de aquella situación y aprender. Han tenido una actitud abierta y positiva hacia ellos y se han convertido en grandes técnicos y grandes jugadores.