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Denuncia

J. J. PÉREZ BENLLOCH El secretario general de Unitat del Poble Valencià (UPV) y portavoz del Bloc, Pere Mayor, y el escritor Víctor Gómez Labrado han hablado in extenso sobre el País Valenciano, el nacionalismo y la peripecia política del citado partido. La conversación se ha condensado en un libro editado por Afers y titulado Un País amb futur, que se prefirió a la humorada En tot el que ha plogut encara estem ací, más pertinente, sin duda. Se trata de un centenar de páginas de aleccionadora lectura donde se pespuntan hechos conocidos con otros que no lo son tanto. El entrevistado, que goza de buena memoria y no tiene pelos en la lengua, colma lagunas, ambigüedades y silencios que ayudan a comprender la esforzada supervivencia de este colectivo. La obra, como era de esperar, sugiere reflexiones y discrepancias sobre la agitada cuestión nacional, pero no conciernen a este espacio. No obstante, y a este respecto, me parece muy recomendable el prólogo del profesor Ramón Lapiedra donde se sintetizan con nitidez las causas del infortunio nacionalista valenciano. Cinco cita el ex rector, y todas decisivas. Una de ellas se me antoja singular y merecedora de alguna glosa. Es aquella en la que se alude al mundo cultural y cívico indígena proclive más o menos a esta corriente, pero que nunca ha reconocido -y menos comprendido, añado yo- la dificultad de la tarea heredada por el Bloc. Entre quienes le han negado el pan y la sal, lo que no es incompatible con haberle obsequiado con alguna zalamería eventual, ha estado en muy principal lugar el PSPV-PSOE. De las confesiones del entrevistado, siempre desprovistas de malicia, hemos de concluir que los socialistas de Joan Lerma y éste en persona han ninguneado y desdeñado a los nacionalistas con más saña y estupidez que sus teóricos adversarios ideológicos. Abruma constatar la dimensión del coste político pagado por la izquierda en número de alcaldías -sobre todo- y actas de senador perdidas por el mero hecho de no reconocerle la menor relevancia a UPV, aunque ello conllevase el incumplimiento de pactos. Si Pere Mayor falta a la verdad hora es de que se le replique, aunque sospecho que a nadie le interesa tan desoladora polémica. Por cierto, el universo cultural de Eliseu Climent no sale mejor parado de esta persecución incruenta padecida por el único nacionalismo valenciano organizado. Sin acritud, asimismo, el entrevistado constata la pobreza mediática que asuela la formación que lidera. Con tales limitaciones, ¿cómo proyectar su mensaje y clarificar las inconsecuencias o disparates que se les ha imputado? En este apartado me temo que no pocos profesionales de la información y el columnismo -y por supuesto los medios- somos reos de contrición. Casi todos hemos mirado hacia otra parte, cediendo a la canallesca ley de la proporcionalidad que nos releva de dar noticia y romper una lanza por los colectivos más débiles. Claro que en este capítulo, y como era previsible, el PSPV y TVV se llevan la palma: cuatro cochinos minutos se le otorgaron a UPV en las elecciones autonómicas de 1995. No ha sido cómodo, pues, ni está expedito el camino de los nacionalistas valencianos. El libro de referencia relata esa carrera de obstáculos, tanto más odiosos por el origen de muchos de ellos, como aquí se señala y Pere Mayor cuenta. Confiemos en que esta denuncia propicie la necesaria enmienda.

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