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LUTO EN JORDANIA

La familia decidirá cuándo se desconecta la máquina que mantiene vivo a Hussein

El rey Hussein de Jordania esta clínicamente muerto. Su vida se mantiene únicamente con asistencia mecánica. La familia tiene, según un portavoz oficial, la última palabra sobre el momento en que le serán retirados al monarca los aparatos en que se reconoce su muerte. Todo el mundo en Jordania espera que el comunicado oficial de su fallecimiento se haga público en las próximas horas. Los dirigentes políticos y los responsables de seguridad toman medidas paras evitar desórdenes y para garantizar que los funerales, a los que asistirán dirigentes de todo el mundo, se celebren en un clima tranquilo.

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Una pesada herencia

La desaparición de Hussein debilitará las esperanzas de que se pueda reavivar de manera inmediata el proceso de paz que israelíes y palestinos firmaron en 1993 en Washington y que constituye una de las últimas obras del monarca. Su muerte dejará, además, sumido en un incierto futuro a Jordania, un país clave en el delicado equilibrio de Oriente Próximo. "El rey está clínicamente muerto", aseguró ayer un portavoz gubernamental pocos minutos después de que un avión de la Royal Jordan Airlines aterrizara en el aeropuerto de la Reina El Alia de la capital, procedente de Rochester (EEUU), llevando en su interior al monarca jordano y a un reducido séquito capitaneado por su esposa, la reina Noor, y su médico personal, Samir Farrag. El último vuelo del rey Hussein fue recibido en el aeropuerto a las diez de la mañana por un reducido cortejo familiar, en el que se encontraban su hijo el príncipe heredero y regente Abdalá y su hermano el príncipe Hassan, que el pasado día 25 de enero fue desposeído de su cargo de heredero. Ésa fue la última y difícil decisión de un reinado de casi 47 años que ha marcado los acontecimientos de más de una generación en Oriente Próximo. Inmediatamente después de la destitución de Hassan y del nombramiento como futuro rey del príncipe Abdalá, Hussein regresó a Estados Unidos en busca de una última esperanza de vida. Pero ese esfuerzo no sirvió de nada. El trasplante de médula que se le efectuó al monarca fracasó y el rey regresó a su tierra para morir.

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