Asalto al Himalaya con 60 años

Carlos Soria es madrileño, tapicero y alpinista. Ayer cumplió 60 años. Paseaba su perro por un parque de La Elipa, junto a su taller. Bajito, con un aire de fauno, se hace difícil imaginar que el 8 de abril iniciará un viaje hacia la conquista consecutiva de tres montañas de más de ocho mil metros. Lo intentará en solitario. Entre abril y septiembre, en la cordillera del Himalaya, desde Nepal al cordón del Karakoram.Abordará los cerros en tres asaltos sucesivos: primero el Broad Peak (8.047 metros de altura), desde Pakistán; luego el Cho Oyu (8.167), desde China, y el Manaslu (8.163), en el corazón del Himalaya nepalí. Si la triple expedición culmina con éxito, Carlos Soria batirá un récord. Preguntado por las dificultades de la edad, responde con un quiebro: "El carné de identidad se me está poniendo oscuro y feo, pero no me llame de usted por favor". No pierde la serenidad. No habla de miedo. "Miedo no... en la montaña se tiene una inquietud", dice. Su larga carrera como alpinista tuvo un origen modesto en los viajes a la Pedriza, en la Sierra de Guadarrama. Y cerca de culminar, él afirma que el trecho más prolífico de su historial de montañista fue el último: "Desde que cumplí 50 he dirigido ocho expediciones, seis al Himalaya, una al Hindocús, y otra al Aconcagua".

Carlos ha coronado dos de los 14 ochomiles: el Nanga Parbat y el Gasherbrum II. Y para trabajos a más de 7.000 metros, según los expertos, la adaptación del organismo a la falta de oxígeno es acumulativa. Con los años la aclimatación es mejor.

Mayor penuria que la edad significa la búsqueda de financiación. Carlos asegura que su proyecto tiene un presupuesto de 15 millones de pesetas. El grueso del coste lo cubrirá el programa Al Filo de los Imposible, de TVE, que deberá sufragar, entre otras cosas, los permisos para ascender las momtañas (el del Cho Oyu, por ejemplo, cuesta cinco millones de pesetas; y por llevar teléfono, el gobierno chino se embolsa un millón más).

A Carlos le quedan tres meses para entrar en lo que los himalayistas llaman Zona de la Muerte (cuando se superan 8.000 metros de altura). Allí amenazan la asfixia, las alucinaciones, el frío de más de 40 grados bajo cero, el viento y la soledad. Carlos responde llanamente que posee la "voluntad" de lograrlo: "Es lo más difícil de tener, y no se mejora con entrenamiento".