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El cuarteto del PP M. VÁZQUEZ MONTALBÁN

Alberto Fernández Díaz, Alejo Vidal-Quadras, Santiago Fisas y Josep Piqué han sido, en mi opinión, los auténticos protagonistas del congreso del PP. Por primera vez los populares ofrecen al mercado catalán un plantel de líderes competitivos y complementarios. Competitividad y complementariedad del sistema de señales que emiten el todoterreno Fernández Díaz, nutrido en los pechos del partido; Santiago Fisas, presentado como un señor de Barcelona; Alejo Vidal-Quadras, el pensamiento incorrecto pero imprescindible, y Josep Piqué, el llamado a ser candidato a la presidencia de la Generalitat de Cataluña porque es el más posmoderno de los cuatro: ex comunista, ex hombre de confianza de De la Rosa, ex compañero de viaje de Convergència y ex independiente. Hay políticos de diseño que se lo deben todo a sus diseñadores, pero también los hay que se han diseñado a sí mismos y Piqué es, en este momento, el máximo representante de esta especie. Además, su paso por distintas experiencias biohistóricas le convierte en un alma collage, un código fragmentado pero coherente con la demanda del mercado: políticos plurigenéticos pero que hayan conseguido una síntesis formal por encima de las piezas componentes, algo así como una criatura del Dr. Frankenstein rediseñada por Walt Disney. Fisas, que al parecer va para alcalde, reincorpora al supermercado el producto senyor de Barcelona, ausente desde hace décadas porque la República prescindió de ellos y el franquismo utilizó señores de Barcelona casi siempre de segunda división, cuando no de pacotilla, porque los señores de Barcelona de verdad tenían demasiado dinero como para ponerse la camisa azul e ir por ahí haciendo el gilipollas el Día de la Liberación de Barcelona. Habrá que examinar con mucho cuidado si Fisas es realmente un senyor de Barcelona o si se trata de un simulacro o de un producto de ingeniería genética de patricios. Porque en su caso, más que en ningún otro, no se puede tolerar una falsificación habida cuenta de los pocos señores de Barcelona que nos quedan, tan pocos que no estaría mal declararlos especie protegida y colocarlos en un parque temático de barcelonidades. Alberto Fernández Díaz parece destinado a recuperar pelotas en el centro del campo, a hacer las faltas técnicas y a bajar a defender en caso de un alud excesivo de efectivos enemigos, aunque se le supone poca capacidad de llegada para rematar pelotas, problema tal vez de edad o de inseguridad lingüística que nos caracteriza a los habitualmente castellanohablantes. Pero es ese efectivo correoso y obsesivo que toda plataforma política necesita, como necesita el heterodoxo de la nómina, papel en este caso atribuido a Alejo Vidal-Quadras, cuya resurrección ha sorprendido a los que no tienen en cuenta que el pensamiento de Vidal-Quadras es el único pensamiento sistemático que hoy por hoy ha elaborado el PP, muy por encima de las aportaciones filosóficas de algunos columnistas de Madrid y su zona de influencia. De Vidal-Quadras aprovecha todo. Recuerda al potencial votante del PP en Cataluña y en España, que es un valedor de las ideas unitaristas que ha roto con las convenciones de lo políticamente correcto y, por tanto, puede aportar el voto de los electoralmente incorrectos. Si Fisas representa el voto del establishment pijoliberal con despensa y llave en el ropero; Alberto Fernández Díaz, el de los derechistas que se han hecho a sí mismos a pesar de proceder de capas populares; Piqué, el del sincretismo ideológico y cultural de los establecidos e integrados; Alejo Vidal-Quadras es el malditismo de la derecha encarnado prodigiosamente en una envoltura carnal luciferina, que ni pensada por los intelectuales orgánicos del PP. Le falla la voz, es cierto, pero no se puede tener todo y ese fallo podría subsanarlo si recurriera a elementos gestuales y de vestuario compensatorios, por ejemplo el frac de Bela Lugosi y la sonrisa de Christopher Lee, así como un braceo de alma condenada al no descanso mientras las masas afrontan sus sueños de caseta, hortet y tortell. Frente a Pujol, estos cuatro personajes componen una escuadra formidable y si a Vidal-Quadras le corresponde poner nervioso al Honorable, a Piqué se le ha encargado que lo suceda. Y a la vista del terreno que Pujol le ha cedido al PP y del canibalismo mostrado con sus presuntos delfines, que nadie se extrañe si Piqué es la gran esperanza blanca, habida cuenta de que además es del Barça y no se ha pronunciado sobre qué es más xenófobo, exaltar la cantera catalana o sólo confiar en la cantera del Ajax.

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