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Vegetarianos por contrato

Un equipo ciclista inglés, el Linda McCartney, obliga a sus corredores a llevar una dieta naturista.

Carlos Arribas

Linda McCartney, la que fue esposa de Paul, alma de los Beatles junto con John Lennon, murió el año pasado, pero le han sobrevivido al menos un par de las ideas que llevó a la práctica. Ambas llevan su nombre. Una es una empresa de productos dietéticos, vertiente económica de su fe vegetariana basada en la búsqueda del equilibrio con la naturaleza, y la otra se trata de un equipo ciclista británico que lleva su nombre (Linda McCartney Racing Team). El nexo de unión entre ambas es la renuncia a los placeres de la carne como alimento. Como en todos los equipos ciclistas, el nombre del conjunto británico no es más que el de un producto del que hace publicidad, los alimentos McCartney, pero, a diferencia de los demás, en este caso, los patrones buscan un compromiso directo de sus corredores. Que se sepa, ni la empresa Mapei, patrocinadora del mejor equipo del mundo, obliga a sus ciclistas a construirse las casas con sus cementos, ni la ONCE pide a los suyos que compren el cupón, ni Banesto les conmina a abrir una cuenta a plazo fijo o a solicitar una hipoteca en su banco. Pero los patrones del Linda McCartney sí que han incluido en los contratos una cláusula por la que los corredores se comprometen a hacerse vegetarianos. "Pero, evidentemente, la salud es nuestra principal preocupación; así que nadie les forzará a un integrismo draconiano", puntualiza su relaciones públicas, John Deering. "Si un corredor quiere ser vegetariano estricto, no hay problema, pero tampoco nadie le mirará mal si se come un huevo cocido en el desayuno".

En el pasado, ya ha habido algunos corredores que se han ganado la fama de raros en el pelotón por sus manías alimentarias. El escocés Robert Millar, aquel rival de Pedro Delgado en la Vuelta de 1985, fue vegetariano, lo mismo que el suizo Urs Zimmermann (tercero en el Tour de 1986) o el cántabro Carlos Galarreta. Otro vegetariano famoso es Sean Yates, un gran contrarrelojista que en sus 12 temporadas de profesional ha ganado etapas en el Tour y en la Vuelta. Él será, precisamente, el director del Linda McCartney, el ejemplo palpable de que el vegetarianismo no está reñido con el rendimiento.

Aunque Galarreta acabó renegando de la dieta estricta, a la que achacó su escaso éxito en el profesionalismo, y acabó comiendo huevos y pollo, ningún especialista descarta que un vegetariano pueda ser deportista de élite. "En el Tour, un ciclista necesita tres gramos de proteína por kilo y día, y eso no es posible en una dieta vegetariana estricta; por lo que necesitará suplementos químicos, a menos que coma pescado o huevo, ya que la clara es uno de los alimentos con más proteínas", explica Alejandro Lucía, experto en fisiología del rendimiento. "Y también tendrán déficit de hierro y vitamina B12, dos componentes que entran en el abecé de la dieta de cualquier ciclista y fundamentales para la fabricación de los glóbulos rojos. Asimismo, echarán de menos la creatina, un almacén alternativo de energía para esfuerzos cortos y repetidos que se encuentra en el pescado y en la carne. Pero, de todas formas, a los ciclistas que comen de todo no les vale con la dieta. Todos acaban tomando suplementos vitamínicos en pastillas e inyecciones".

Ésta será la segunda temporada en el pelotón del equipo, que no tuvo un debut glorioso precisamente. El año pasado concluyó 65º y último en la clasificación de la Unión Ciclista Internacional; sus 19 puntos, una miseria comparados con los casi 9.000 del Mapei. Pero eso va a cambiar. "Dentro de tres años, estaremos en el Tour", dicen sus responsables, que han fichado a los mejores corredores británicos, aparte de algún australiano y neozelandés con experiencia y puntos de la UCI. Su líder será el australiano David McKenzie, 361º en la lista UCI, y este año saltarán el canal de la Mancha para participar en alguna prueba de cuarta categoría en Francia y en Italia.

Yates sabe que Induráin, el mejor ciclista de la década, comía de todo y no le hacía daño, pero su equipo cree que la elección de ser vegetarianos es más una cuestión de estilo de vida que de búsqueda del éxito. "Todos los corredores del equipo sabían lo que les esperaba desde las primeras charlas", dice Deering. "Y de todas maneras, no creo que muchos comieran antes carne roja como parte de su dieta de hidratos de carbono y proteínas. Desde ahí, dejar el pollo y el pescado es un paso pequeño".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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